El hombre — el reflejo puro del Espíritu — es creado por Dios y vive por decreto divino. Dios es la fuente y sustancia de su ser.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!