Cuando estaba en tercer grado, no entendía nada de matemáticas. Un día, saqué “insuficiente” en una prueba. No me animaba a decirle a mi maestra que no entendía nada de lo que explicaba de esta materia. Mamá llamó a una practicista de la Ciencia Cristiana y le pidió que me ayudara por medio de la oración. La practicista le dijo que con mucho gusto lo haría.
Pronto comprendí que Dios es la única Mente y que yo reflejo verdaderamente a Dios, la fuente de todo entendimiento. Al poco tiempo, empecé a comprender cada vez más en la clase de matemáticas, y mis notas fueron más altas. Al final del año saqué ¡“sobresaliente”! Mamá le agradeció a la practicista su ayuda. Desde entonces, no he sacado nunca más una mala nota.
San Isidro, Argentina
Esto ocurrió tal como mi hija lo ha relatado. Ella tenía ocho años cuando ocurrió la curación.
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