La benignidad es una gracia de Dios, que revela Su naturaleza divina. Llega al corazón y trae consuelo y curación. Proporciona la atmósfera espiritual en donde el trabajo mundano puede tener un nuevo significado. A través de la benignidad se silencia el descontento y la condenación. En su presencia el agobiado logra paciencia. El Salmista, en un salmo de acción de gracias, cantó: “Tu benignidad me ha engrandecido”. Salmo 18:35.
El mundo con su hambre espiritual está tratando de alcanzar la “gracia feliz de [benignidad],”Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 243 [según versión en inglés]. tal como lo describe un himno. A una niña se le pidió en la escuela que escribiese qué significaba para ella el amor. En palabras sencillas, ella relató lo hermoso que era cuando su abuela le lavaba la cara “con tanta suavidad”. La benignidad había alcanzado el corazón de la niña a través de esa tarea tan simple.
La benigna lluvia que refresca la tierra, en la salida del sol firme y sin esfuerzo, en el brote de las hojas y en el capullo que se abre en flor sin resistencia alguna, podemos captar vislumbres de lo que debe ser el amor de Dios por Su creación. Estas revelan, en cierto grado, el poder del desarrollo espiritual como se ve a través de la Ciencia Cristiana.
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