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Mi colección especial de buenos pensamientos

Del número de diciembre de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Eres coleccionista? Quizás colecciones monedas o muñecas, sellos o etiquetas, botones o caracoles. Si eres un buen coleccionista, tratas de conocer más sobre tu especialidad, mejoras tu colección y la aumentas. Tal vez te guste mostrarla a tus amigos y contarles cómo has adquirido algunas de las cosas.

Cuando yo estaba en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, cada semana la maestra nos daba un versículo de la Biblia y una frase del libro de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy para memorizar. Acostumbraba pensar sobre estas citas como mi colección — una colección de pensamientos — la cual conservé aun después de completar mis años en la Escuela Dominical.

Es una colección útil, y siempre la llevo conmigo. Recuerdo una vez cuando mi padre me llevó a nadar para ver cómo iba progresando en mis clases de natación. Chapoteé en la parte baja de la piscina donde podía tocar el fondo con el dedo gordo del pie, ya que, en realidad, no podía nadar muy bien. Cuando mi padre me sugirió que fuese a la parte profunda, sentí miedo. Por no contrariarlo, fui hacia los escalones que llevaban a la parte profunda de la piscina. Mientras estaba sentada allí, recordé dos pensamientos de mi colección: “El perfecto amor echa fuera el temor”, 1 Juan 4:18. de la Biblia, y “La profundidad, anchura, altura, poder, majestad y gloria del Amor infinito llenan todo el espacio”,Ciencia y Salud, pág. 520. de Ciencia y Salud. Entonces no tuve miedo. Me deslicé en la parte profunda y nadé a lo largo de la piscina sin dificultad.

Todavía sigo aumentando mi colección de pensamientos, y trato de conservarla y protegerla de la misma manera que cualquier coleccionista cuida de su colección. Cristo Jesús nos habló de hacer “tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Mateo 6:20, 21. Así que pienso en mi colección de pensamientos como mi tesoro. Trato de guardar sólo pensamientos que sean puros, llenos de amor, que pertenezcan al cielo, donde realmente habitamos como hijos de Dios.

¿Por qué no te haces coleccionista de buenos pensamientos?

Un corazón de gratitud
jardín hermoso es,
do toda gracia divinal
perfecta brotará.

Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 3

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