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Algunas preguntas y respuestas sobre Ciencia Cristiana

Del número de diciembre de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Probablemente no haya habido otra época como ésta en la historia en la que la vida de la gente esté saturada de tanta información sobre toda clase de tópicos. Nuestra era ha sido llamada la era de la información. Y con el aumento del almacenaje de datos en computadoras, todo aquel que tenga una computadora en su casa tiene acceso a una gama enorme de información que anteriormente sólo estaba al alcance de organizaciones de investigación que cuentan con una gran cantidad de empleados. Sin embargo, todavía hay preguntas, preguntas profundas, que solamente se pueden contestar “de corazón a corazón”; preguntas acerca de los temas importantes que tocan nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestros pensamientos acerca de Dios.

En esta serie, compartimos con nuestros lectores respuestas a preguntas que han surgido en conversaciones, intercambios de ideas y correspondencia sobre la Ciencia Cristiana.

De una entrevista radial

Pregunta: ¿Qué concepto tienen ustedes sobre la Biblia?

Respuesta: Para cualquiera que honestamente desee conocer a Dios, que quiere aprender más sobre la naturaleza de Dios y de nuestra verdadera naturaleza como hijos de Dios, la Biblia es una fuente rica en recursos. Ha resistido el paso del tiempo. Ha perdurado a través de los siglos, fundamentalmente porque la gente ha reconocido que lo que nos dice acerca de Dios es verdad.

Pero la Biblia no es simplemente un libro para leerlo como cualquier otro gran libro. Para comprenderla realmente, debe ser vivida. Es un libro sobre la vida. La Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, repitió el siguiente punto muchas veces: que la Biblia realmente cobra vida sólo cuando sus enseñanzas verdaderamente dan forma a nuestras vidas. Ella habló y escribió sobre esto. De hecho, su obra más conocida es un libro cuya sección final se titula: “Clave de las Escrituras’. El título completo de ese libro es Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Y, en él, la Sra. Eddy se refiere a “la Palabra inspirada de la Biblia” diciendo que es “nuestra guía suficiente hacia la Vida eterna” (pág. 497). Creo que toda persona que tiene este concepto de la Biblia va a encontrar que ésta responde a sus necesidades.

De una charla a una clase de escuela secundaria

Pregunta: ¿Creen ustedes que una persona que está sana se halla más cerca de Dios que una que está enferma?

Respuesta: No necesariamente. Algunos criminales empedernidos a menudo gozan de buena salud. Algunos cristianos devotos a veces se enferman. Parece ser realmente paradójico. Pero hay que ver la situación desde una perspectiva más amplia. Las personas que se consagran a servir a Dios, con frecuencia enfrentan persecución o resistencia, y las enfermedades físicas son demasiado comunes en la vida de la mayoría de la gente. En esos momentos, los cristianos — incluso los Científicos Cristianos — vislumbran, en cierta medida, el significado de las palabras de Pablo cuando dijo: “Por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:10). A menudo, no progresamos mucho espiritualmente ni recurrimos totalmente a Dios para que nos sane, hasta que no nos vemos realmente forzados a hacerlo. Es el reconocimiento de lo débil que somos como mortales y de lo fuertes que somos en Cristo lo que frecuentemente ayuda a producir la curación.

De una charla a una importante iglesia cristiana

Pregunta: ¿Cómo explican el sufrimiento de Jesús y el hecho de que Dios lo envió para sufrir y morir por nuestros pecados? ¿Creen ustedes que Dios envió a Jesús para sufrir y morir?

Respuesta: ¿Me está preguntando si creo que Dios, al igual que Abraham, puso a Su Hijo en un altar para sacrificarlo? No, no tengo ese concepto de Dios, el Padre. Pero sí entiendo que Jesús sufrió por los pecados de otros y nos mostró cómo vencer el pecado mediante la abnegación.

La Fundadora de nuestra Iglesia, Mary Baker Eddy, tenía un claro concepto de la crucifixión. Ella vio a Jesús llevando la cruz del “odio del mundo contra la Verdad y el Amor”, y escribió: “La desconfianza de las mentes mortales, que no creían en el propósito de su misión, fue un millón de veces más aguda que las espinas que punzaron su carne” (Ciencia y Salud, pág. 50). No podemos dejar de sentir una gratitud inefable por todo lo que Jesús soportó por causa de nosotros. Pero cuando nos detenemos a pensar en ello, vemos que no fue el sufrimiento lo que alejó a los discípulos de las redes y dio vida al cristianismo. Fue el triunfo de Jesús sobre el sufrimiento — y sobre la muerte — lo que tuvo ese poder extraordinario.

De una charla que se dio en una universidad de los Adventistas del Séptimo Día

Pregunta: ¿Cómo pueden decir que la enfermedad es una ilusión cuando es a menudo dolorosa?

Respuesta: Cuando nos referimos a la enfermedad o al pecado como una “ilusión”, no queremos decir que los sentidos no los vean ni los sientan. Con frecuencia, por cierto que toman una forma física muy vívida. (Tampoco queremos decir que se deban ignorar. ¡Ni mucho menos!) Permítanme hacerles una analogía. Si yo dijera una mentira acerca de ustedes — digamos, que son criminales — y engañara a la gente para que la creyera, probablemente les ocasionaría sufrimiento. Pero eso no haría verdadera a la mentira. Y ustedes tampoco la ignorarían. Para defenderse, tendrían que probar que no son criminales. De la misma manera, creemos que el pecado o la enfermedad son una mentira acerca de la naturaleza que Dios dio al hombre, una mentira que se ha objetivado en nuestra experiencia. Es preciso oponerse vigorosamente a este sentido enfermizo o pecaminoso del ser mediante la oración que sabe lo que es verdadero acerca del hombre. Esta distinción entre lo que Dios hace (realidad) y lo que El no hace (irrealidad, ilusión) es la base de la curación mediante la Ciencia Cristiana.

Respuesta a la pregunta de un diario

Pregunta: ¿Pueden ustedes describir la curación en la Ciencia Cristiana?

Respuesta: Ciertamente no quisiera dar la impresión falsa de que la curación en la Ciencia Cristiana se puede describir en uno o dos minutos. La totalidad del tema de la curación espiritual trata esencialmente sobre Dios Mismo. Y no quisiera abordar el tema en forma superficial haciendo un par de breves comentarios. Sin embargo, podría cubrir sólo uno o dos aspectos primordiales sobre la curación mediante la Ciencia Cristiana.

La Fundadora de la Ciencia Cristiana creyó que la regularidad de las obras sanadoras de Cristo Jesús y de las obras sanadoras de sus discípulos, indicaba que había reglas o leyes espirituales para sanar. A ella le pareció que estas reglas o leyes eran de origen divino y que, si las obedecemos sinceramente, cualquiera de nosotros puede experimentar curación en su propia vida. En esta luz, la curación no es milagrosa, sino es el resultado natural de vivir, hablar y pensar de acuerdo con la ley de Dios.

Los Científicos Cristianos creen que la oración es esencial para la curación; la oración que empieza reconociendo la bondad de Dios y Su amor constante para con Sus hijos, aun cuando toda la evidencia física parece negarlo. La Fundadora de la Ciencia Cristiana puso gran énfasis en la directiva de Cristo Jesús que nos dice que debemos ser como niños pequeños. Esto es, la oración y la curación en la Ciencia Cristiana no son un asunto de rogar a Dios que baje y nos sane, sino más bien de elevar nuestros corazones, pensamientos y vidas, como niños pequeños, hacia el bien de Dios y Su ley espiritual. Y a medida que recurrimos a El, aprendemos esta gran lección consoladora y podemos hallar la curación.

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