Los motivos para la oración y su significado esencial son, sin lugar a duda, de gran importancia. Puede que oremos para expresar amor donde se necesite amor desesperadamente; para ser liberados del pecado (antiguo o actual); para sanar de alguna enfermedad (o sanar a otros); para llevar a cabo una tarea difícil y meritoria; para buscar ayuda divina. O puede que oremos para ser consolados en el infortunio, liberados del temor, protegidos; para obtener apoyo espiritual y comprensión. Y, es posible, que a veces oremos para estar seguros de que Dios sabe de nuestras necesidades y que El no nos olvidará.
Nuestros más íntimos pensamientos tal vez no siempre sean expresados en palabras, pero la oración puede ser sincera, constante y desinteresada sin ser expresada audiblemente. Y la oración que es sincera, constante y desinteresada es una oración eficaz, una roca sólida sobre la cual construir.
El primer capítulo del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, se titula: “La oración”. Allí encontramos la iluminadora interpretación del Padre Nuestro, la cual identifica a Dios como “nuestro Padre-Madre Dios, del todo armonioso”. Ver Ciencia y Salud, págs. 16-17. Un profundo estudio del Padre Nuestro es consolador; lleva nuestros pensamientos más cerca de Dios, y nos guía hacia la justicia. Empezamos a orar más eficazmente. Como lo dice la epístola de Santiago: “La oración eficaz del justo puede mucho”. Sant. 5:16.
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