“Casi la mitad de la gente que juega a la lotería llamada Megabucks, considera que ello conduce al vicio del juego, de acuerdo con una encuesta conducida por [esta] lotería de Massachusetts.
“La encuesta indica que el cuarenta y seis por ciento de los que juegan al Megabucks, consideran que se vuelve un vicio, mientras que el cuarenta y uno por ciento de los que juegan los Números diarios, y el treinta y cinco por ciento de los que juegan el Juego al instante, consideran que esos juegos son un enviciamiento.. .
“ ‘Creo que esto significa que un número considerable de gente que juega al Megabucks cree que, una vez que empiezan a jugar, adquieren el irreprimible deseo de seguir jugando’, dijo Arthur Eisenbach, vicepresidente y director asociado de encuestas de Hill, Holiday [la firma publicitaria de la lotería]. ‘La razón es que temen que si no siguen jugando, sus números saldrán premiados’.. .
“En la actualidad, la oficina estatal de Servicios Humanos está llevando a cabo un estudio del problema del juego por dinero en el Estado de Massachusetts, E.U.A., y buscando la forma de abordarlo. Si bien ese estudio no tiene que ver con la lotería, los funcionarios oficiales de los Servicios Humanos dijeron ayer que su informe señalará que el juego por dinero es un serio problema en dicho estado, y un número estimado de 36,000 residentes de Massachusetts se considera que son jugadores patológicos”.
Reimpreso por cortesía del The Boston Globe
Comentarios de los Redactores: El debate continúa. Por un lado está el beneficio financiero que reciben las instituciones de una comunidad de las loterías administradas por el Estado. Por el otro, está la amenaza de una erosión continua de los valores morales de la sociedad.
Muchos asuntos, hoy en día, parecen reducirse a la cuestión de dinero contra los valores verdaderos. Para muchos cristianos, el mensaje del Nuevo Testamento pone todo esto en perspectiva. Con característico discernimiento y rectitud espirituales, Cristo Jesús dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36).
Con frecuencia, parece que se olvida que las naciones, los estados, las comunidades y las instituciones, están formadas por individuos. Y las instituciones, por muy bien provistas que estén o apoyadas por fondos públicos, en realidad, son sólo tan eficaces y productivas como la gente que las forma. Lo que una sociedad necesita para mantener los servicios de una comunidad y lo que una sociedad representa ética y espiritualmente están relacionados entre sí.
La pregunta nos seguirá perturbando hasta que encontremos una respuesta: ¿Es realmente necesario que la sociedad fomente un vicio para tomar riesgos en lugar de fomentar una moral estable y el desarrollo espiritual de sus ciudadanos, que es lo que verdaderamente promueve el progreso?