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Mi madre era miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial...

Del número de julio de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mi madre era miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial de Cristo, Científico, y yo fui criada en la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) y asistí a la Escuela Dominical desde la edad de tres años. Recuerdo con gratitud algunas de las curaciones que tuve de niña, tales como tos convulsa, verrugas y varicela. Estas curaciones ayudaron a que mi fe en la Ciencia Cristiana fuera creciendo desde mi niñez.

Cuando tenía ocho años, mi madre y yo tuvimos un accidente automovilístico. Fuimos hospitalizadas, pero mi madre pidió que no se nos suministraran medicamentos, y llamó a un practicista de la Ciencia Cristiana para que nos ayudara por medio de la oración. Ambas nos restablecimos rápidamente y las heridas que sufrimos sanaron sin dejar cicatrices. No obstante, yo había sufrido lo que se consideró una lesión seria en la cabeza; los médicos habían pronosticado y temido que pudiese haber sufrido una lesión cerebral incurable, lo cual más adelante podría producir ataques epilépticos.

A la edad de catorce años tuve pequeños ataques, pero a los quince años, éstos fueron más severos. La Ciencia Cristiana fue para mí un constante consuelo, pero el problema epiléptico continuó por varios años. Aunque me había hecho miembro de una iglesia filial y de La Iglesia Madre, me faltaba entendimiento espiritual y sólo tenía una fe ciega. A veces me era difícil comprender lo que la Ciencia Cristiana enseña, y me resistía a estudiar extra. Pero sí creía que Dios era el único sanador verdadero.

Cuando mi madre falleció, mi padre comenzó a preocuparse por mí y me puso bajo cuidado médico. Poco tiempo después, mi padre falleció. Al quedarme sin familia me sentí sola y algo deprimida. Pero esto me hizo recurrir más plenamente a Dios, y considerar a Dios como mi compañero y guía, mi fuente de gozo. Poco después, conocí al hombre con quien más tarde me casé, después de mucha oración y estudio sobre el tema del matrimonio. Nuestro matrimonio ha sido una gran bendición para mí.

Además, mi estudio extra me inspiró a continuar explorando la Biblia y todas las obras de Mary Baker Eddy, así como a leer las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana con regularidad. Comencé a comprender lo que revela la Ciencia Cristiana sobre la supuesta naturaleza del mal, o magnetismo animal, y cómo tratarlo. Esto me dio una base firme cuando los síntomas de los ataques pasados comenzaron a aparecer. Comprendí que podía hacerles frente enérgicamente como simples sugestiones mentales agresivas que eran, en vez de temerles como lo había hecho antes. Fue una lucha, pero me aferré a mi nuevo entendimiento de la realidad espiritual y, finalmente, vi que la condición desaparecía en la nada. Nunca había tenido el valor de enfrentar un problema de esa manera, y este fue un gran paso para mí al probar que el mal es irreal.

Este cambio en mi pensamiento verdaderamente produjo mi despertar de lo irreal a lo real. Mi verdadera identidad y naturaleza como hija de Dios me fueron reveladas. Jamás había sentido tanto amor por Dios, y tanta alegría. Estaba dispuesta a recurrir a Dios por completo, y dejar totalmente los medicamentos que los médicos habían dicho que debía tomar el resto de mi vida. Había despertado a la irrealidad del cuadro material, y sentí que habiendo progresado tanto no podía retroceder. Yo temía que mi esposo, que no es Científico Cristiano, objetara porque yo dejaba los medicamentos, sin embargo, me sorprendió que me dijera que siguiera adelante. Dejé los medicamentos y fui testigo de la realidad que Cristo Jesús nos enseñó: “Para Dios todo es posible” (Mateo 19:26).

No he tomado medicamentos por más de seis años y no he tenido ataques epilépticos. Estoy agradecida por mi libertad. Tengo un empleo fijo; bailo, toco el violín, y hasta manejo un auto y una casa rodante sin temor. Hace poco tuve la gozosa oportunidad de tomar instrucción en clase Primaria de la Ciencia Cristiana. Estoy muy agradecida por la Ciencia Cristiana.


Deseo verificar lo que mi esposa ha dicho acerca de mí en su testimonio. Yo no soy Científico Cristiano. He presenciado su completa curación de los ataques epilépticos y su liberación de los medicamentos. Hemos tenido un matrimonio muy feliz.

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