la iglesia es
el crisol en el que
nuestra consagración se refina,
nuestra paciencia se pone a prueba,
el celo se templa,
el odio se disuelve;
el santuario en el que
nuestra oración en silencio se practica,
nuestros anhelos hallan respuesta,
nuestra paz se renueva,
nuestros corazones ceden a la curación;
la casa del Señor en la que
todos somos una familia,
el Cristo habla a cada corazón,
y Dios, el bien, reina supremo.
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