Daniel y Gerardo eran hermanos. Detrás de su casa había un parque en donde jugaban todos los días. Gerardo era el hermano mayor y cuando iban al parque cuidaba de su hermanito.
En el parque había mesas para merendar, trapecios, toboganes y columpios. Los muchachos siempre encontraban algo con que jugar. Durante el verano había un programa que organizaba juegos, y también había equipos para deportes. Gerardo le estaba enseñando a Daniel a jugar béisbol para que pudieran jugar en el mismo equipo.
Pero lo que más les gustaba era el bosque. Les encantaba jugar a que estaban en la selva, y el espeso follaje de ese lugar lo hacía un sitio ideal para jugar y explorar.
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