En La Biblia abundan los relatos sobre ángeles que se han comunicado con aquellas personas que eran receptivas a sus mensajes. Si bien las características de estos mensajeros celestiales difieren entre sí, a cada uno de ellos se le atribuye el poder de abrigar y proteger.
Por ejemplo, la Biblia nos cuenta que cuando Daniel sobrevivió después de haber sido arrojado al foso de los leones, dijo: “Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones”. Dan. 6:22.
Dios envió al ángel Gabriel para anunciar el nacimiento de Cristo Jesús. Después de la tentación, vinieron ángeles que sirvieron a Jesús. En Getsemaní, antes de la crucifixión, “se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”. Lucas 22:43.
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