Una Noche Muy tarde, un estudiante universitario estaba preparándose para un importante examen. Estaba rodeado de pilas de libros y papeles desparramados por todas partes. Parecía que estaba haciendo todo lo que un estudiante hace para repasar para un examen. Pero al pasar las horas, todo se detuvo. Simplemente llegó a un punto muy difícil y estancó. Cada esfuerzo que hacía para seguir adelante lo llevaba a un callejón sin salida, y sólo faltaban unas pocas horas para la salida del sol.
Entonces algo inusual sucedió. Quizás algo inusual para aquellos que no están acostumbrados a buscar una solución espiritual. Hizo a un lado todos los libros y papeles y se acomodó mejor en su silla, tal vez con un sentimiento de desesperación, y comenzó a pensar en Dios. No había nada de mágico ni complicado en la manera en que él se volvió a Dios. Se trató simplemente de un corazón abierto que sentía el profundo deseo de conocer a Dios. De sentir Su presencia. De confiar en El por completo.
No hubo relámpagos que iluminaran esa noche, nada que pareciera tan dramático. Sin embargo, hubo un claro y simple mensaje que salió a la superficie en su pensamiento. Sintió la profunda certeza de que Dios es Mente. En cierto sentido, esto no era ninguna sorpresa para él. Había sido criado en la Ciencia Cristiana y una de las enseñanzas básicas que expone Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, es que la Biblia nos ayuda a comprender que Dios es Mente, la verdadera fuente de toda consciencia, inteligencia y conocimiento verdaderos.
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