¿Ha Tenido Alguna vez que enfrentar un problema o alguna obligación y, por extraño que parezca, en lugar de intentar encontrar una solución inmediata, lo agranda, admirando su magnitud y pensando constantemente en el problema? Y, al intentar resolverlo, ¿no ha pensado en el tremendo esfuerzo que va a tener que hacer para solucionarlo?
A estas alturas, especialmente si usted ha hablado sobre la magnitud del problema con algún amigo — incluso puede que se hayan reído juntos, con pesimismo, al considerar que es imposible resolverlo—, el problema parece tan arraigado, tan permanente, que no siente siquiera una pizca de optimismo sobre la posibilidad de llegar a aclararlo o sanarlo con éxito.
Parte de lo que se describe en estas líneas quizás le parezca familiar, ¡aunque espero que no demasiado familiar! El trabajar desde el punto de vista de la permanencia virtualmente ineludible de las dificultades, no contribuye en nada en la dirección correcta. Sólo nos impide ver la solución.
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