¿Quien No Ha sentido el anhelo profundo de alcanzar algo más elevado y más satisfactorio que lo que la vida humana nos ofrece a diario? A veces descuidamos nuestros anhelos espirituales.
Tal vez debido a los desengaños de la vida, la gente supone que no hay esperanza de lograr algo. De modo que, como el ruido de fondo que mentalmente apagamos cuando tratamos de escuchar a alguien que nos está hablando, abandonamos nuestras esenciales y elevadas esperanzas como si fueran sueños imposibles. Pero es un craso error hacerlo. Esos anhelos pueden llevarnos a alturas inesperadas.
La Sra. Eddy conocía la importancia de nutrir nuestros profundos anhelos espirituales. Era el anhelo de conocer a Dios y hallar una base espiritual para la salud y la curación lo que guió a la Sra. Eddy a su descubrimiento de la Ciencia Cristiana. No es de sorprenderse que en sus escritos hable con frecuencia acerca de las aspiraciones. De hecho, en Ciencia y Salud declara: “Lo que más necesitamos es la oración del deseo ferviente de crecer en gracia, oración que se expresa en paciencia, humildad, amor y buenas obras”.Ciencia y Salud, pág. 4.
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