Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Hace Mas De nueve años, dos...

Del número de mayo de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace Mas De nueve años, dos médicos, uno de ellos un especialista, diagnosticaron que yo tenía un tumor grande atrás del útero. Ambos dijeron que era necesario practicar una histerectomía completa. Esta condición sanó por completo aplicando únicamente la Ciencia Cristiana. La curación no se manifestó de inmediato, pero a lo largo del camino que tuve que transitar hasta lograrla, aprendí muchas lecciones y percibí que estaba teniendo lugar un importante ajuste en mi actitud.

En primer lugar, era preciso dejar fuera del pensamiento todo temor. La Sra. Eddy explica en Ciencia y Salud que el temor es a menudo la base del sufrimiento humano y que la curación consiste en reconocer la omnipotencia y el amor completo e invariable que Dios siente por todos Sus hijos.

En la Biblia leemos: “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Tim. 1:7). Nuestro Salvador, Cristo Jesús, dio testimonio del amor de Dios, al sanar la enfermedad y el pecado. Como parte de su misión, les enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo. La Sra. Eddy dice en La unidad del bien: “El exigió un cambio de consciencia y de evidencia, y efectuó ese cambio mediante las leyes superiores de Dios” (pág. 11).

Pude comprender que en mi caso, yo necesitaba ese “cambio de consciencia y de evidencia” y que podría alcanzarlo solamente mediante una evaluación completa y honesta de mis pensamientos y móviles. Desde mis recuerdos más lejanos, siempre había vivido en un estado de agitación; guardaba recuerdos muy dolorosos de mi niñez que habían hecho que me considerara una víctima desamparada. Cada vez que me sentía libre de mi pasado, algo irrumpía de pronto, para hacer que las experiencias desdichadas y llenas de tensiones aparecieran nuevamente como si fueran reales. Vi con claridad que enterrar simplemente los recuerdos desagradables, no era suficiente. Era necesario verlos tal como eran — mentiras acerca del hombre — por cuya razón no se los debía creer. ¿Por qué eran mentiras? Porque ningún hijo de Dios puede hacer daño a otro, si tenemos presente que cada uno de nosotros es un reflejo perfecto de la Mente divina, Dios.

Por lo tanto, la única conclusión posible era que todo lo que Dios había hecho era bueno y, puesto que El lo hizo todo, ningún elemento del mal puede estar presente en ningún caso, sea en forma de actitudes carentes de afecto, o en forma de un bulto pernicioso llamado tumor. Esta declaración acerca de lo que es real se basa en una ley espiritualmente científica y no existe ley material — no hay absolutamente ninguna evidencia de lo contrario — excepto la falsa creencia humana, que no es ley.

Varias verdades de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy me ayudaron a comprender que en realidad el bulto que debía ser extirpado se componía de temor, odio y resentimiento, cosas que yo había estado alojando durante un largo tiempo. Estaba aprendiendo a ver con compasión y entendimiento cristiano a los que yo había considerado mis torturadores. El perdón se convirtió primero en una posibilidad y luego, en una realidad presente.

De este modo, al purificarse mi consciencia, la condición de mi cuerpo simplemente correspondió a esta actitud, hasta que un día, la realidad, imposible de negar, fue que me había sanado. El tumor había desaparecido a los seis meses de haber sido diagnosticado.

Esta curación significó muchísimo para mí. Pero estoy mucho más agradecida porque me trajo un renovado interés en estudiar la Ciencia Cristiana. Antes, lo tomaba un poco a la ligera, disfrutando lo mejor posible de todo lo bueno que me brindaba, pero dando poco a cambio. Mientras que ahora, siento la firme determinación de dedicarme a estudiar con dedicación la verdad espiritual de Dios y del hombre a Su imagen y semejanza. Asimismo, comencé a desempeñar un papel más activo como miembro de mi iglesia.

Por este “cambio de consciencia y de evidencia” que me ha plantado sólidamente en el sendero que conduce a la Verdad eterna, estoy muy agradecida.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 1995

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.