Cuando Comence A estudiar la Ciencia Cristiana acababa de iniciar un nuevo negocio y me vi enfrentado a algunas circunstancias difíciles y apremiantes. Me había mudado con mi familia a otra ciudad y literalmente tenía que empezar de nuevo. Los gastos se acumulaban más rápido que los ingresos que había esperado obtener. A medida que recibía las cuentas, las guardaba en un cajón de mi viejo escritorio con la intención de efectuar el pago cuando se vencieran. De alguna manera me las arreglaba para cumplir con los pagos, pero toda vez que hacía un cheque para cubrir algún gasto, mi firma parecía confirmar que continuamente disminuían mis escasos recursos. Muy pronto comprendí que tenía que revertir mi manera de pensar.
Había tenido muchas curaciones físicas en la Ciencia Cristiana, y confiaba en que podía solucionar los problemas financieros por medio de la oración y de un entendimiento más profundo de Dios. La Biblia y las obras de Mary Baker Eddy ya se habían transformado en mis guías básicas para orar correctamente, así que fue natural para mí consultar estos libros en esta situación.
El primer capítulo del Génesis me recordó que el hombre, a imagen de Dios, expresa el bien infinito. Luego encontré está declaración en Ciencia y Salud: “Pensad menos en las condiciones materiales y más en las espirituales”.Ciencia y Salud, pág. 419. No podía entender como este mensaje podía solucionar mis problemas económicos. Pero venía una y otra vez a mi mente, de manera que lo copié y lo pegué en el cajón que había destinado exclusivamente para las cuentas, donde no podía dejar de verlo.
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