El autor de este artículo se refiere a la edición diaria de The Christian Science Monitor, fundado por Mary Baker Eddy “para difundir indivisa la Ciencia que opera inagotablemente”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 353. Como el Monitor está escrito principalmente en inglés, en un primer momento parecería que está destinado únicamente a aquellas personas que viven en zonas de habla inglesa. (La edición semanal internacional incluye algunos artículos traducidos.) Pero la Sra. Eddy dice claramente que su intención era que la misión de este diario incluyera a todo el mundo. Ella escribe: “El Monitor tiene el propósito de no hacer daño a nadie sino de bendecir a toda la humanidad”.
Este propósito profundamente espiritual une a los corresponsales y redactores del Monitor con sus lectores en todo el mundo. Además, este objetivo le permite al Monitor apoyar a los miembros de la iglesia dondequiera que se encuentren, al proporcionarles información objetiva y equilibrada, adaptada a un público mundial.
Los lectores que no tienen acceso al Monitor quizás deseen aplicar a sus diarios locales los pensamientos que el autor de este artículo comparte con nosotros. Esa oración sin duda beneficiará tanto al que está orando como a la comunidad que está recibiendo las oraciones.
Hace Algunos Años, me sentí agobiado por el cinismo y la melancolía. En ese tiempo yo acostumbraba observar a los niños jugar, y me preguntaba a mí mismo qué había sucedido para que la libertad y la alegría que yo había sentido con tanta naturalidad durante mi infancia, desaparecieran por completo. Recuerdo que anhelaba que Dios me quitara ese sentimiento abrumador y me devolviera la felicidad, pero mis oraciones parecían inútiles. La alegría parecía un recuerdo que se esfumaba.
Una tarde, la tan esperada respuesta llegó con la transparencia cristalina y la sencillez que solo la inspiración divina puede impartir. No he olvidado ese momento, ni de qué manera esa inspiración ha sido y continúa siendo una influencia irresistiblemente sanadora en mi vida.
Con tantos problemas personales en qué pensar, normalmente yo no me preocupaba por leer sobre los problemas mundiales. Sin embargo, esa tarde me sentí impulsado a orar diariamente por el mundo, utilizando los sucesos sobre los cuales informaba The Christian Science Monitor como el punto central de mis oraciones.
La parábola del sembrador, de Cristo Jesús, me colocó en la dirección correcta al demostrarme que yo necesitaba ser más receptivo a la Palabra de Dios. Esta receptividad es indispensable si deseamos que nuestras oraciones den mucho fruto. Jesús dijo: “El que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”. Mateo 13:23.
A pesar de preguntarme a mí mismo cómo debía evaluar la eficacia de mis oraciones (no oraba por cada persona en particular, sino por las naciones, por las economías, los gobiernos, el ambiente, etc.), seguí adelante, obedeciendo y orando diariamente. Comencé a comprender cómo cada pensamiento sanador, cada percepción espiritual, cada idea inspiradora, eran como la semilla celestial del sembrador sembrada en los pensamientos de la humanidad.
En algún momento, de esta experiencia comprendí que los errores en el mundo, por los cuales yo estaba trabajando firmemente para que se superaran, eran los mismos males que me estaban atormentando a mí. En ese momento, el Monitor se convirtió en un instrumento para examinarme y corregirme a mí mismo, así como el medio para sanar los problemas del mundo. ¡Qué abstracto e inconsecuente sería orar únicamente por el mundo, sin el deseo, al mismo tiempo, de elevar espiritualmente nuestra propia vida!
Cuando yo leía, por ejemplo, sobre la hostilidad de una nación, sobre la intransigencia de un grupo político, o sobre la deshonestidad de una corporación multinacional, me preguntaba a mí mismo si estos errores mortales no estaban presentes en mis propios móviles y acciones, y hasta en las cosas más sencillas. ¿Estaba actuando en una forma poco amable con algún miembro de mi familia o con algún compañero de trabajo? ¿Sentía resentimiento cuando las cosas no salían como yo esperaba? ¿Sentía envidia por la prosperidad y los bienes de mi vecino? Comencé a evaluar la eficacia de mis oraciones por el mundo, por la transformación y la evangelización que mi vida estaba experimentando. Comprendí que por mucho tiempo la mayoría de mis deseos y móviles habían sido muy egoístas; había estado pensando solamente en mí mismo (en mis problemas, mis necesidades) casi todo el tiempo, y rara vez en las necesidades de los demás. ¡No es de sorprender que me haya sentido tan desdichado!
Cada vez que leía un artículo en el Monitor, me detenía a menudo a escuchar lo que Dios me decía, la verdad espiritual que invertiría y sanaría cada problema. Cada vez que leía sobre la injusticia de la humanidad, su odio, su avaricia, su temor o su animalidad, yo negaba que estos males existieran en la creación de Dios, que es espiritual y perfecta, y reconocía que la justicia, el amor, el valor y la espiritualidad estaban siempre presentes y eran eternamente reflejadas por el hombre, que verdaderamente fue creado a imagen de Dios, como lo declara la Biblia.
En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe: “Estad de portero a la puerta del pensamiento. Admitiendo sólo las conclusiones que queráis que se realicen en resultados corporales, os gobernaréis armoniosamente”. Ciencia y Salud, pág. 392. Como un portero alerta, me volví más firme en la vigilancia de mis pensamientos sobre el mundo, negándoles la entrada a los temores y a las sugestiones de discordancia, reemplazando las creencias materiales con las verdades espirituales y percibiendo con más claridad al hombre armonioso y verdadero que Dios creó.
A medida que continué orando diariamente de esta manera, el efecto sanador de mis oraciones por la humanidad por cierto que se manifestó en mi propia vida. Por primera vez una profunda compasión por mi prójimo surgió dentro de mí, y comencé a sentir que mi carácter estaba cambiando. Me volví más sociable, más dispuesto a perdonar y menos propenso a criticar. La rivalidad con otras personas comenzó a desaparecer, y empezaron a surgir nuevas amistades. Al orar por el mundo, logré el sentido de orientación y propósito que mi vida necesitaba, y la inquietud y las pretensiones de melancolía desaparecieron.
Los frutos de la oración prometidos en el lema del Monitor: “Primero la hierba, luego la espiga, después el grano lleno en la espiga”, se hicieron más evidentes. Mis pensamientos se iluminaron con la hermosura de la inspiración, y obtuve curaciones físicas más rápidas y duraderas. En una ocasión, mientras estaba podando un cantero de plantas de frambuesas, una rama con espinas se me clavó en un ojo. Pensé en una frase de Ciencia y Salud: “Una idea espiritual no tiene ni un solo elemento de error, y esa verdad elimina debidamente todo lo que sea nocivo”.Ibid., pág. 463.
Dos días después, percibí que había estado albergando un profundo resentimiento contra una persona. Oré sinceramente para ver en esta persona al hijo amado y amoroso que Dios creó, ¡en vez de ver a un adversario! Todos los efectos de la herida, la inflamación y el dolor desaparecieron cuando superé el odio con el perdón. Y Dios ya no me parecía un Ser incomprensible y distante, sino una presencia amorosa y tierna.
Las publicaciones periódicas que la Sra. Eddy fundó promueven el método espiritual de curación de nuestro Maestro, Cristo Jesús. The Christian Science Monitor no es una excepción. En un artículo titulado “Something in a Name” (Algo en un nombre), nuestra Guía describe la identidad y el propósito específicos de cada una de estas publicaciones de la Iglesia. El propósito del Monitor es “difundir indivisa la Ciencia que opera inagotablemente” y “no hacer daño a nadie sino bendecir a toda la humanidad”.Miscellany, pág. 353. ¡Qué tarea tan gozosa y liberadora es la de orar por el mundo y por nosotros mismos diariamente! Cuando vigilamos nuestros pensamientos acerca del mundo con el mismo espíritu con el que nos corregimos a nosotros mismos, estamos realmente ayudando a llevar a cabo la misión del Monitor y, por lo tanto, estamos colaborando para traer paz y curación.