A Principios De 1990, me enteré de la Ciencia Cristiana a través de la madre de una amiga de mi hija. Invité a esta señora a mi casa para que me enseñara un punto de tejido para hacer un suéter y ella me habló acerca de la Ciencia Cristiana.
Arrojó unas piedras pequeñas sin sentir ningún dolor o molestia.
Me interesó mucho lo que ella dijo y le pedí que me llevara a alguna parte donde pudiera aprender más acerca de su religión. Esperé con impaciencia una entrevista que ella había hecho para mí con una practicista de la Ciencia Cristiana. Mientras conversaba con la practicista pude apreciar lo que ella decía; los conceptos lógicos espirituales y su promesa de una vida humana mejor me dieron esperanza y aliento.
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