En esta entrevista para la edición radial de El Heraldo de la Ciencia Cristiana, Montevideo, Uruguay, cuenta qué ha llegado a significar para ella "dejar todo en manos de Dios". Laura concurrió a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana desde niña. comenzó pidiéndole que hable sobre la importancia de la oración en su vida.
deLaura: Lo que aprendí en la Ciencia Cristiana sobre la oración es que no es un mero ruego, o ponerse de rodillas y decir: "Padre, yo quiero que pase tal cosa", o "quiero conseguir trabajo". La oración es tener una comprensión de lo que es Dios y saber que para Dios todas las cosas son posibles. Dios tiene preparado todo lo mejor para nosotros. Cuando me preguntan que es Dios, digo que Dios es Amor. Dios no es una persona física, y el Amor lo define bien a Él porque es algo que está en todas partes, algo que es inmenso, que nos rodea a todos y nos protege.
Enrique: También, a causa de ese Amor comprendemos que somos Sus hijos, Su creación. ¿Por qué no hablas un poco de lo que nos enseña la Ciencia Cristiana acerca de nuestra verdadera identidad?
Laura: Bueno, la Ciencia Cristiana nos enseña que somos hijos de Dios, somos el reflejo de Dios, Su imagen y semejanza. Así como Dios es Amor, nosotros reflejamos ese amor de Dios; nosotros recibimos el amor de Dios y lo damos a los demás.
Enrique: Eso establece una unión bastante firme entre lo que es Dios y el hombre, demostrando que no hay una separación. Y eso se puede demostrar en nuestra vida, en nuestro trabajo, en nuestros estudios. ¿Tienes alguna experiencia que pueda ilustrar esto?
Laura: Sí, tengo una experiencia, que sucedió hace cuatro años más o menos. Yo estaba terminando mis estudios de inglés y quería practicarlo. Entonces decidí que quería empezar a trabajar utilizando ese inglés. Deseaba encontrar trabajo en un instituto donde pudiera enseñar inglés a niños pequeños, porque me gustan mucho los niños. Traté de buscar empleo por métodos humanos, o sea, buscar personas conocidas que me pudieran conseguir un trabajo. Durante varias semanas estuve tratando de hacer eso y realmente no pude conseguir nada, y estaba bastante desanimada. Pero, muy dentro de mí me di cuenta de que no quería trabajar en un instituto, aunque sin embargo seguía insistiendo.
Después de varias semanas, comprendí que no iba a llegar a ninguna parte, y decidí hacer una cosa que tendría que haber hecho desde un principio: dejar todo en manos de Dios, sabiendo que Dios es el que gobierna nuestra vida y el que tiene todo preparado para nosotros.
Enrique: Estoy seguro de que con esto no quieres decir cruzarte de brazos.
Laura: Por supuesto que no. Con esto quiero decir apoyarnos básicamente en la oración. En esa oportunidad me ayudó un pasaje de la Biblia, de Isaías 41. Dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". Este pasaje me dio una gran tranquilidad, pues me hizo ver que no tenía nada que temer porque Dios me estaba ayudando, que no tenía que pedirle ayuda a ninguna persona, porque, ¿quién mejor que Dios para ayudarme? Supe que iba a conseguir un trabajo, sea en un instituto o en otra cosa.
A los pocos días vino una señora a mi casa — porque se había enterado que yo sabía inglés — y quería saber si le podía dar clases particulares de inglés a su hija. Por supuesto, le dije que sí. Esta señora trajo a otras dos señoras más que también querían que sus hijas aprendieran inglés, y después al otro día vinieron otros dos, y así vinieron varios niños más y empecé a dar clases particulares de inglés. Esto resultó muy favorable porque pude trabajar en mi casa, en los horarios que yo elegía, permitiéndome también seguir con mis estudios.
Enrique: Realmente Dios tiene un plan bueno para todos nosotros.
Laura: Ahora estoy segura que sí.