Si Nuestra Historia Humana ya se hubiera escrito, ¿qué diría? Probablemente enumeraría una serie de acontecimientos buenos y algunos no tan buenos. Tal vez descubriríamos que pudimos aprovechar ciertas oportunidades, pero que otras fueron obstruidas por cosas que ocurrieron con anterioridad. Podríamos ser tentados a decir: "En fin, mis acciones me llevaron a esta situación; supongo que simplemente tengo que aceptarlo".
¿Acaso estos registros humanos son relatos fidedignos de la vida del hombre como el reflejo de la Vida divina, Dios? ¿Es una crónica terrenal el relato fiel de nuestra historia o la podemos considerar desde un punto de vista más elevado y espiritual?
Aprendemos en el primer capítulo de la Biblia que el hombre es creado "a imagen de Dios" en una creación en la que todo es "bueno en gran manera". Puede que estemos convencidos de que algo nos ha costado mucho, digamos por ejemplo, llevarnos bien con otras personas. Pero ¿es acaso eso lo que Dios sabe acerca del hombre? Claro que no. En Su amor omnímodo Él no conoce, y por tanto no permite que haya animosidad entre Sus hijos. Si consideramos nuestra historia desde este punto de vista más elevado — en términos de lo que Dios verdaderamente sabe o conoce y ha establecido — podemos encontrar curación y así vencer el falso sentido de nuestra historia. Aceptar que la discordia es inevitable sería burlarse del amor de Dios.
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