Mi Familia Ha Tenido muchas curaciones a lo largo de los años. Es tiempo de que exprese por escrito mi profunda gratitud por la poderosa protección de Dios y su tierno cuidado.
Cuando estaba embarazada de nuestro primer hijo, dediqué un tiempo cada día para orar específicamente por mí y por el niño. Un practicista de la Ciencia Cristiana también oró conmigo durante la mayor parte de ese tiempo. Me esforzaba por ver que el bebé ya era completo, perfectamente formado y enteramente espiritual. Me sentía muy segura y llena de paz con este pensamiento.
El médico obstetra que consultamos para que nos ayudara con el parto estaba algo familiarizado con la Ciencia Cristiana, y respetaba mi deseo de confiar este embarazo y su desarrollo a Dios. Cuando llegó el momento, mi esposo y yo fuimos al hospital. Después de unas ocho horas, el médico se inclinó hacia mí y me explicó en voz baja que, a pesar de que el bebé estaba en posición correcta para salir de cabeza, estaba boca arriba en vez de boca abajo, y tenía problemas para salir.
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