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COMPLETOS

Del número de agosto de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Todos Anhelamos sentirnos completos, sentir la paz y serenidad que nos embarga cuando tenemos todo lo que necesitamos. No tener que buscar ni tener que ansiar lo que no tenemos, sino simplemente estar conscientes de que somos armoniosos y completos.

Llegar a sentirnos completos es algo que nunca vamos a encontrar en un mundo material, donde todo incluso el hombre es temporal y parcial. Como Pablo declaró hace unos dos mil años: "Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido". 1 Cor. 13:12. Esto indica que el conocimiento parcial será reemplazado por un conocimiento total. Un conocimiento completo. Pero, ¿qué sabe Dios de nosotros? La Biblia nos revela que el hombre es el hijo amado de Dios, Su imagen perfecta, la semejanza de la Vida divina. El hombre no existe fuera de su Hacedor, porque su Hacedor es la única Mente infinita, la única inteligencia suprema, la fuente de todo lo que vive y es bueno. El hombre es una idea en Dios, la Mente divina.

Si bien la Mente es la única causa, la Mente nunca tuvo un comienzo. En el libro de Eclesiastés leemos: "Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya". Ecl. 3:15. Es realmente interesante que el versículo anterior diga: "He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá". Ecl. 3:14. Esta no es tan solo una bella imagen poética, sino un reconocimiento del poder y la perfección divina, la que tiene un efecto muy importante en nuestra vida diaria cuando profundizamos nuestro entendimiento de lo que significa.

Cuando se trata de relaciones, podemos ver que el sentirnos completos nos ha pertenecido desde la eternidad. Cuando percibimos mejor que nuestra provisión diaria es divina, podemos reconocer que las ideas fluyen de la causa divina a su efecto, del Padre hacia el hijo; aun así siempre debemos recordar que esto no implica una separación. No es como verter agua dentro de un vaso, donde el vaso es distinto a su fuente; sino que la provisión divina ejemplifica la unión perfecta que hay entre Dios y el hombre. El hombre ya tiene todo lo que necesita y es completo.

La provisión divina ejemplifica la unión perfecta que hay entre Dios y el hombre.

Al describir al hombre la Sra. Eddy dice: "El hombre es idea, la imagen, del Amor; no es físico. Es la compuesta idea de Dios e incluye todas las ideas correctas... " Ciencia y Salud, pág. 475. La palabra compuesta es muy importante. Un diccionario la define como; "agregado de varias cosas que componen un todo".

El hecho de que hay un solo Ser Supremo, un Dios, no debe cerrar nuestros ojos al hecho de que esta Verdad única tiene matices y cualidades ilimitados, componentes infinitos que se combinan armoniosamente. Y ciertamente la tarea y el placer de vivir es ver y expresar en mayor medida estas facetas cada día. Entender mejor qué significa que el hombre es "la compuesta idea de Dios", y demostrar progresivamente que el hombre realmente no es el mortal limitado e incompleto que aparenta ser, tendrá un efecto sanador en nuestra experiencia.

Cuando me encontraba en el último mes de embarazo de mi segundo hijo, la partera me dijo que me faltaba una gran cantidad de hierro en la sangre. Me explicó que era importante que hiciéramos algo inmediatamente. Tuve la certeza de que cambiar o agregar algo material no era lo que realmente se necesitaba; tenía que adquirir un mayor entendimiento de que el hombre es completo como reflejo de Dios. Cuidé de mí misma con esmero, pero fundamentalmente renové mis esfuerzos al orar por el bebé y por mí misma con la ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana.

Al principio me costó mucho sentirme tranquila y percibir la armonía perfecta establecida por Dios. Pero una noche un versículo de la Biblia abrió un mundo nuevo para mí: "Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quien creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio". Isa. 40:26. De repente comprendí que esto podía referirse no solo a la multitud de pensamientos de Dios, sino también al estado completo de cada idea individual, donde cada cualidad que compone esta idea es también llamada por su nombre. Entonces, ¿cómo podía faltarme a mí, siendo la idea completa de Dios, algún elemento del bien? O, ¿cómo el niño podía depender de mí para ser completo? El niño ya era la idea completa de Dios, no necesitaba crecer, ni obtener algo ni convertirse en algo. Desde el punto de vista espiritual no había necesidad de agregar nada. El ser completo era y es un hecho siempre presente.

En la visita siguiente la partera me dijo que todo estaba bien. A las pocas semanas nació una hermosa niña; y lo interesante es que la cualidad que mucha gente destaca hoy en ella es su autosuficiencia.

A los dos meses del nacimiento, tuvimos la oportunidad de probar otra vez lo completa que es la creación divina, pero en una experiencia muy diferente. Una mañana nos dimos cuenta de que nos habían robado el automóvil. Toda la familia se puso a orar devotamente por esto, sabiendo que la pérdida y la delincuencia son imposibles en el universo de Dios. Tuvimos presente que toda idea correcta siempre iba a estar con nosotros. Pero las semanas pasaban y el automóvil no aparecía. Mis padres muy amablemente compartían su automóvil con nosotros, pero me empecé a impacientar y a enojar pensando que alguien estaba manejando nuestro automóvil por todos lados con los asientos para los niños dentro. Mis padres y mi esposo también oraron persistentemente, y confiaban en que todo saldría bien, pero yo tenía aun algo que aprender.

Llegó un momento en que finalmente dejé de permitir que la indignación, la impaciencia y la pena dominaran mi pensamiento. Sabía que tenía que amar y perdonar, como Cristo Jesús nos enseñó; y me prometí a mí misma mantenerme firme en el hecho espiritual del ser, ¡aunque me tomara treinta años recuperar nuestro automóvil! En aquel momento recordé lo que había aprendido durante mi embarazo acerca de que el hombre es completo, y me sentí en paz. ¿Cómo podía haber pensado que fuera posible que nos quitaran algo bueno y útil? Todos los días los sentidos materiales nos dicen que nos faltan cosas y que podemos perder aquello que necesitamos, pero los hechos espirituales son verdaderos y se pueden demostrar.

Unos amigos nos vendieron un automóvil que satisfacía muy bien nuestras necesidades. Sentimos que Dios nos estaba mostrando lo completa que es la Vida divina, la constante provisión de ideas útiles, tales como la flexibilidad, disponibilidad, hospitalidad, cualidades que se podían ver representadas en un automóvil. No obstante, también sentimos que debía corregirse el hecho de que se había faltado a uno de los Diez Mandamientos, en este caso el de no robar, por lo que seguimos confiando en la guía de la Mente.

Seis semanas después del robo, fui por primera vez después del incidente al instituto de mi universidad a hacer un trabajo de investigación. ¡En camino al edificio vi nuestro auto! El policía que llegó más tarde me dijo que si hubiese encontrado el automóvil dos días más tarde, hubiera pasado a ser propiedad de la compañía de seguros. Resultó otra cosa buena de esta experiencia: antes de este incidente habíamos compartido el automóvil con un miembro de la familia. Ahora que teníamos dos autos, le pudimos dar uno, y ella lo mantiene por su cuenta.

Nuestro hijo de seis años todavía se refiere a esta experiencia como el día en que "el Pastor nos enseñó dónde estaba el automóvil", y su preocupación de que nos podían robar algo fue reemplazada por el reconocimiento de que Dios nos guía y del hecho glorioso de que el hombre es completo.

Probablemente sea obra de la eternidad llegar a ver todos los elementos del don divino de sentirnos completos, nunca alcanzados por las limitaciones de la materia. Siento que apenas he empezado a ver un poco más de la dimensión que tomará esta "tarea", y espero obtener un entendimiento más profundo de ella. Al percibir cada día más la vida desde el punto de vista del Espíritu, nos mostrará nuestra filiación divina con Dios y esto resultará en una gran paz y felicidad interior. Como la Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: "Cuando comprendemos que la Vida es Espíritu, nunca en la materia ni de la materia, esa comprensión se desarrollará en autocompleción, encontrándolo todo en Dios, el bien, sin necesitar ninguna otra consciencia".Ciencia y Salud, pág. 264.

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