Muchos se preguntan al pasar por experiencias que conllevan la posibilidad de un cambio total del panorama, ya sea en lo físico como en las relaciones: "¿Será posible recobrar lo que perdí? ¿Será posible restaurar las cosas a su estado normal nuevamente?" El profeta Jeremías presenta a Dios como diciéndole a la humanidad: "Yo haré venir sanidad para ti y sanaré tus heridas", y otra versión bíblica dice: "Yo te restauraré la salud y sanaré tus heridas". En esta entrevista que
tuvo para el programa radial de El Heraldo de la Ciencia Cristiana con de Lima, Perú, se ve cómo el poder divino restauró las relaciones con un ser querido.Milena: Conocí la Ciencia Cristiana hace unos trece años cuando pasaba por momentos muy difíciles en mi matrimonio. Me sentía desesperada, como que me había equivocado en escoger la pareja. Estaba muy desorientada. Inclusive habíamos pensado en el divorcio, aun cuando teníamos ya el primer niño.
Un día mi abuela paterna me vino a visitar, y me habló sobre la Ciencia Cristiana. Al cabo de su visita solicitamos una entrevista con una practicista de la Ciencia Cristiana. Ella me habló del Génesis, en la Biblia, donde en el primer capítulo dice: "Creó Dios al hombre a su imagen", y más adelante dice: "Y vio Dios que todo lo que había hecho era bueno en gran manera".
Por primera vez esas palabras tuvieron un sentido más real para mí. Ahora, el hombre es hijo de Dios, y yo tenía que ver a todos, incluso a mi marido, tal como Dios lo había hecho, bueno.
Cuando salí de esa entrevista con la practicista me sentí muy tranquila. Sentí que había encontrado algo en qué apoyarme. De allí, me llevé conmigo un ejemplar de Ciencia y Salud a casa, y ni bien llegué, empecé a leerlo. Conforme lo hacía, mi pensamiento iba cambiando, me sentía que podía ser más paciente, que podía estar dispuesta a perdonar, que confiaba en la bondad de Dios, y que Dios mantiene la felicidad, la paz y el bien siempre presentes. Empecé a tener más confianza.
Uno de los pasajes de Ciencia y Salud que me ayudó mucho, dice: "La manera de extraer el error de la mente mortal es verter en ella la verdad mediante inundaciones de Amor". Esto me trajo gran luz, porque comprendí que no era juzgando, condenando, criticando, ni mucho menos abandonando a mi esposo (cosa que había pensado hacer muchas veces), que iba a lograr la estabilidad y la paz que deseaba alcanzar, porque yo deseaba salvar mi hogar. Sino que era expresando amor, y viendo en mi esposo y en mí la perfección, tal como Dios nos había creado espiritualmente, buenos por sobre todas las cosas.
En la actualidad tenemos más de 17 años de matrimonio — un matrimonio muy armonioso, muy estable — y me siento muy feliz y con mucha gratitud a Dios por haber encontrado la Ciencia Cristiana, que para mí llegó en momentos tormentosos, y vino a ser como el sol que alumbra después de la tormenta.
Enrique: ¡Qué magnífica esa idea de que Dios nos ha bendecido y que esta bendición nos trae armonía en las relaciones, y además nos trae salud! Pero tú has tenido más demostraciones de este amor restaurador de Dios en tu vida. ¿Te gustaría compartir otra más con nosotros?
Milena: A los pocos meses de haber conocido la Ciencia Cristiana, me di con la sorpresa de encontrarme embarazada por segunda vez. Esto no tendría nada de particular si no fuera que mi primera experiencia había sido un poco traumática, debido a un embarazo y un parto muy difícil. Pero ahora resolví apoyarme en Dios. Entonces busqué en la Biblia algunos pasajes que me pudieran ayudar. En Eclesiastés, el predicador se refiere a Dios diciendo: "Yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré". Esto me hizo comprender claramente en ese momento que Dios es nuestro único creador y que Él es responsable por cada uno de nosotros, incluyendo al bebé. Como resultado de entender esto mi embarazo se desarrolló con mucha armonía, y a pesar de que se veía que tenía una inmensa barriguita, yo me sentía muy liviana, sin cargas.
Cuando estaban próximos los días al alumbramiento, encontré en Ciencia y Salud un pasaje maravilloso en la página 463, que dice: "Cuando ocurre ese nuevo nacimiento, la criatura en la Ciencia Cristiana nace del Espíritu, nace de Dios, y no puede causar más sufrimiento a la madre". A los pocos días, cuando tuve que concurrir a una cita con el médico, él me dijo que era preciso que me quedara hospitalizada ya que había indicios de trabajo de parto. Esto hizo que me afianzara más en Dios, y a la hora y cuarenta y cinco minutos ya estaba dando a luz, sin dolor alguno, un hermoso niño de cuatro kilos. El médico mismo me dijo que en sus 25 años como profesional jamás había visto un parto como éste. Y te digo que durante todo el embarazo no tuve necesidad de tomar medicina ni vitaminas, nunca me sentí mal y siempre me sentí al cuidado de Dios. Esto me da otra razón para sentirme agradecida a Dios.
Enrique: En varias oportunidades mencionaste Ciencia y Salud, veo que te vienes apoyando en el estudio de este libro desde que comenzaste a estudiar la Ciencia Cristiana.
Milena: Mira, desde que conocí la Ciencia Cristiana no ha habido un solo día en que haya dejado de leer este libro maravilloso, es el libro que me contesta todas las preguntas que tengo. He aprendido a enfrentar las dificultades orando, y la Biblia junto con Ciencia y Salud nos aclaran las ideas, nos dan un entendimiento más elevado de las cosas, y cada vez que uno los lee encuentra algo diferente, descubre algo nuevo. Y esto nos hace crecer espiritualmente.