Los Ataques Terroristas que ocurren alrededor del mundo son vivos recordatorios de la necesidad de sentirse seguro. ¿Acaso la respuesta se encuentra en aumentar la cantidad de policías, tener sistemas de seguridad más avanzados, vigilar más de cerca a los grupos extremistas? Éstas puede que sean medidas temporales de seguridad, pero la manera de protegernos a nosotros mismos, así como a la sociedad constantemente de las actividades terroristas y criminales, y reformar ese comportamiento, es a través de un profundo cambio en la manera que cada uno de nosotros individualmente piensa acerca de Dios y de su prójimo. ¿Le parece absurdo? Jesús no lo consideraba así. De acuerdo con el capítulo trece del Evangelio según Lucas, él exhortaba a que se hiciera ese cambio en el pensamiento.
Algunas personas le contaron a Jesús acerca de un brutal incidente que había ocurrido. Pilato había matado a algunos hombres de Galilea y mezclado su sangre con la de animales para ofrecerla en sacrificio a Dios. La teología de aquella época promovía la creencia de que las catástrofes recaían en la gente porque habían quebrantado una de las leyes de Dios, y que el sufrimiento era el castigo de Dios. Por lo tanto, muchos consideraban que estos galileos murieron porque habían cometido una ofensa moral. Pero Jesús negó esto. Dijo: "¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente". Lucas 13:2, 3.
Inmediatamente, Jesús les mencionó otro incidente que ocurrió en Jerusalén. Dieciocho personas habían muerto cuando la torre de Siloé se desmoronó y les cayó encima. Aplicando esa lección a ellos, planteó la misma cuestión teológica: "¿Pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente". Lucas 13:4, 5. Jesús censuró la cruda idea teológica de que las catástrofes son el medio que tiene Dios para castigar, declarando con énfasis que los hombres que mató Pilato y los hombres que estaban de pie debajo de la torre de Siloé, no eran ni mejores ni peores que la mayoría de los hombres.
Entonces, ¿por qué les ocurrió eso? Jesús respondió que necesitaban arrepentirse, y agregó que si nosotros no nos arrepentimos tendremos una suerte similar. Estas palabras no tienen el propósito de asustarnos, sino de alertarnos. En realidad, esas palabras nos consuelan inmensamente porque nos explican cómo podemos protegernos de las furias del destino, especialmente del crimen indiscriminado y de los accidentes.
La palabra arrepentimiento toca una nota amarga en el oído moderno. Se la asocia comúnmente con una forma de enfrentar la religión con "fuego del infierno y la condenación", y se la usa con frecuencia con una gran dosis de condena y culpa.
Pero la palabra bíblica arrepentirse es la palabra griega metanoeo, que quiere decir repensar, reconsiderar, o cambiar la manera de pensar. La traducción de J. B. Phillips dice en el pasaje de los hombres que asesinó Pilato: "¿Acaso piensan que estos galileos eran peores pecadores que cualquier otro hombre de Galilea porque les ocurrió esto? Les aseguro que no es así. Todos ustedes tendrán una muerte así de miserable, a menos que cambien su manera de pensar". Y respecto a los hombres que estaban debajo de la torre de Siloé, dice así: "¿Acaso piensan que ellos eran peores pecadores que ninguna de las personas que viven en Jerusalén? Les aseguro que no lo eran. Todos ustedes morirán así de trágicamente a menos que cambien su manera de ver las cosas". Por lo tanto, cuando hablaba del arrepentimiento, Jesús quería decir que es necesario cambiar nuestra manera de pensar, cambiar por completo nuestra perspectiva de las cosas.
1 Superar el mal
La mayoría de nosotros estamos probablemente en la misma categoría que estos hombres de Jerusalén y Galilea. Tal vez no seamos perfectos, pero por lo menos el mal no corre ferozmente por nuestra mente y acciones. No estamos robando, engañando ni asesinando a la gente. De ser así, estamos en camino de cumplir con uno de los elementos del arrepentimiento: esforzándonos por superar todo mal presente en nuestro carácter para poder reflejar realmente la bondad de la naturaleza de Dios. Pero éste es tan solo el primero de los tres importantes aspectos del arrepentimiento.
¿Y qué decir del mal que parece actuar a través del carácter de otra persona? ¿No fue acaso eso lo que destruyó a los hombres de Galilea, el mal que actuó a través del carácter espantoso de Pilato? El no ser vulnerable a los demás es el segundo aspecto del arrepentimiento que se necesita. El tercer aspecto tiene que ver con la creencia de que el mal actúa mediante las circunstancias y los accidentes. ¿Acaso no era a eso a lo que se refería Jesús en el ejemplo de la torre de Siloé?
En su sentido más profundo, el arrepentimiento tiene que ver con el cambio de nuestro concepto de Dios. Específicamente, entraña una comprensión más profunda de la naturaleza de Dios como el bien. Es esta comprensión de la bondad de Dios que los galileos y los hombres de Jerusalén necesitaban percibir. Si lo hubieran percibido les habría salvado la vida. Ciencia y Salud dice: "Nuestra ignorancia respecto a Dios, el Principio divino, es lo que produce la aparente discordancia, y comprenderlo a Él correctamente restaura la armonía".Ciencia y Salud, pág. 390.
2 Comprender a Dios
Un punto clave para superar la ignorancia de lo que es Dios, es comprender que el Principio divino es absoluto y enteramente bueno. Absoluto significa la realidad considerada como un hecho final y total. Partiendo de la base de que Dios es absoluto, algunas religiones orientales determinan que puesto que parecen ocurrir cosas malas, Dios debe ser una causa buena y mala a la vez. Las religiones occidentales, por otro lado, destacan la bondad de Dios, pero privan a Dios de ser absoluto porque ven otro poder, una influencia satánica, que funciona en oposición a Dios. ¿No son acaso éstas las creencias teológicas de las cuales necesitamos arrepentirnos, que necesitamos cambiar nuestra perspectiva de las cosas?
Si la percepción prevaleciente es que Dios es absoluto pero no totalmente bueno, o bien, bueno pero no absoluto, y debemos cambiar esos conceptos, entonces tan solo una solución razonable es posible: Dios debe ser totalmente bueno y absoluto. Pero si esto es verdad, ¿qué dice del mal? Que debe ser ilusorio y carente de poder. Ése no parece ser el caso, no obstante, debe ser verdad.
Dios, el bien, es Todo; por lo tanto, el mal debe carecer de poder, y ser nada. Llegamos a comprender esta verdad a medida que comenzamos a ver que la percepción de los sentidos materiales nos impide percibir la realidad de Dios, el Espíritu. Aun así, para el sentido espiritual, esta realidad y poder que no se pueden ver, son absolutos y, cuando se los comprende, nos liberan de todas las influencias del mal.
Puesto que Dios es la Mente divina, Sus pensamientos mueven y controlan el universo. Jeremías habla de ellos de esta forma: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis". Jer. 29:11. Otra traducción dice: " 'Porque yo sé los planes que tengo para ti', declara el Señor, 'planes para que prosperes y no recibas daño alguno, planes para darte esperanza y un futuro' ". John R. Kohlenberger III, The Interlinear Hebrew-English Old Testament. ¿Acaso no es alentador pensar que los pensamientos de Dios tienen un plan para nuestra vida, un plan en el cual no hay daño alguno?
Otro significado de absoluto es completo y perfecto. Los planes de Dios, entonces, son perfectos y completos. No pueden ser interrumpidos por ninguna intrusión inoportuna del mal. Sin embargo, para experimentar esto en nuestra vida, es necesario arrepentirse, un cambio total en la manera en que pensamos y en que respondemos al mundo que nos rodea. Vivimos y nos movemos en la presencia misma de Dios. En realidad, estamos bajo Su guía, control e influencia. Una comprensión cada vez mayor de este hecho destruye el temor al mal.
El mal comienza como una suposición en la mente humana de que existe algo aparte de Dios, el bien. Y se puede destruir comprendiendo que existe una sola Mente, Dios. De hecho, ésa es la única manera de destruirlo. "Mente es Dios. Lo que extermina al error es la gran verdad que Dios, el bien, es la Mente única y que el supuesto contrario de la Mente infinita — llamado diablo o mal — no es Mente, no es Verdad, sino error, sin inteligencia ni realidad", dice Ciencia y Salud. Y luego continúa: "Perdemos el alto significado de omnipotencia cuando, después de admitir que Dios, o el bien, es omnipresente y tiene todo poder, creemos aún que hay otro poder, llamado el mal".Ciencia y Salud, pág. 469.
Muchos de nosotros que estamos aquí, puede que aceptemos intelectualmente que Dios es Todo-en-todo, que Dios es bueno. Pero seguimos creyendo que existe un poder llamado mal que puede hacernos sus víctimas en cualquier momento. Aun aquellos que son buenos, moralmente honestos, que nunca permitirían, ni por un momento, que el mal se expresara en su propio carácter, puede que crean y teman que el mal puede operar a través de otra persona o las circunstancias. Ésta es la creencia de que existe un poder opuesto a Dios. La verdad es que Dios es Todo y que Él nos salva y protege. Con inteligencia nos manifiesta sabiduría y entendimiento, y éstos a su vez cambian nuestra perspectiva mental. En un momento dado comprendemos que el poder de Su amor e inteligencia nos enseña que nunca debemos temer al mal, no importa la forma que tenga. Entonces percibimos que como Dios es Todo-en-todo, el mal no tiene poder.
3 Reconocer al hombre espiritual y perfecto
Hay otro aspecto de la práctica de esta verdad que realizaba Jesús, que es muy interesante. Ningún hombre sufrió un crimen más horrendo contra su persona que Jesús. Lo crucificaron por sanar enfermos y resucitar muertos. Durante el juicio Jesús fue juzgado por Pilato, el mismo hombre que había asesinado a los galileos. No obstante, en los Evangelios según Mateo y Juan se observa un cambio notable en su comportamiento cuando interroga a Jesús. En dos ocasiones, mientras consulta con los acusadores de Jesús, Pilato les dice: "Yo no hallo en él ningún delito". Juan 18:38. Y cuando los principales sacerdotes y los alguaciles pidieron que crucificaran a Jesús, Pilato dijo: "Pues, ¿qué mal ha hecho?" Mateo 27:23. Juan relata claramente que Pilato, de hecho, trató de liberar a Jesús. Véase Juan 19:12. Finalmente, cuando vio que no podía cambiar la opinión de los enemigos de Jesús, Pilato se lavó las manos enfrente de ellos y dijo: "Inocente soy yo de la sangre de este justo".10
Éste no parecía ser el mismo hombre que había asesinado sin piedad a los galileos. ¿Qué produjo un cambio tan notable de comportamiento? ¿Acaso Pilato se había arrepentido? Realmente no sabemos. Pero Jesús no creía que Pilato podía ser un medio para el mal. El sabía que Pilato, como lo había creado Dios, era una expresión de la bondad y poder absolutos de Dios. Jesús practicaba lo que profesaba. Él enseñó que el arrepentimiento hubiera salvado a los hombres de Galilea de las manos asesinas de Pilato. Luego lo probó. La comprensión espiritual de Jesús tocó el pensamiento de Pilato cambiando su naturaleza.
¿Podemos estar bien protegidos de actos de violencia o accidentes? Sí, podemos. La manera de hacerlo está muy clara en el ejemplo de nuestro Maestro, quien superó tanto la muerte como el odio.