Cierta vez establecí una relación muy buena con alguien del sexo opuesto. Pronto me di cuenta de que me sentía atraído hacia ella. La comunicación que había tenido con mi amiga se fue nublando por esta relación más personal.
Vi que tenía que orar para sanar esta situación. En la Christian Science, la oración que sana se llama “tratamiento”. De esta forma me traté a mi mismo varias veces para obtener una mayor paz.
Declaré que era una expresión de Dios y que esta situación no me podía perturbar. Pero, a menudo, me volvía a sentir desdichado.
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