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La eterna protección del amor

Del número de agosto de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un Dia, viajando por Europa rumbo a París, abrí la Biblia en la primera Epístola de San Juan y leí lo siguiente: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”. 1 Juan 4:8. En este viaje, como muchos lo hacen, llevaba cheques de viajero, tarjetas de crédito, dinero en efectivo, y además una suma considerable de dinero que había recibido en la gira y que debía entregar pocos días después.

Todo este dinero me hacía pensar en cómo podría encontrar ayuda en esas palabras de la Biblia para sentirme más protegido durante el viaje. ¿Cómo puede el Amor protegerme? El amor humano no parece muy adecuado para proteger, pero Dios, como Amor divino, si podia protegerme.

El amor humano puede proteger, cuidar, estar alerta, expresar bondad y ternura, pero siempre parece estar limitado a quienes amamos, y muchas veces no parece ser un escudo contra la violencia o la agresión.

Amor, como la fuente inagotable de todo bien manifestándose en toda Su creación. Recordé las palabras de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus dádivas”. Ciencia y Salud, pág. 13:2-3.

Así llegué a reconocer que amar es aceptar y expresar lo que emana de la fuente infinita del Amor divino.

Recordé el caso de Daniel en la Biblia cuando, acusado injustamente ante el rey Darío, fue condenado a ser echado en el foso de los leones. Daniel debe de haber entendido que el Amor divino estaba en todas partes, dentro y fuera del foso, y que lo estaba protegiendo. No porque Dios hubiera tenido más poder que los sátrapas y gobernadores, y aun que los leones mismos, sino porque Él es el único poder. Por eso Daniel entró en el foso, y salió ileso. Véase Daniel 6.

Finalmente llegué a París. Cuando esa tarde salí para concurrir a una conferencia recordé que, como generalmente hacía, esta vez no había dejado el dinero, las tarjetas y valores en la caja de seguridad del hotel. Los había dejado en una valijita en la habitación.

Primero tuve un sentimiento de desasosiego por la posibilidad de un robo, pero enseguida cambié mi pensamiento para razonar espiritualmente, dirigiendo mi pensamiento hacia Dios. Oré hasta que sentí que el Amor divino es todo y está siempre presente.

Con esa confianza y gozo interior, permanecí en la conferencia hasta que tuve que volver al hotel. Cuando regresé a mi habitación me llevé la sorpresa de que había entrado gente extraña. Enseguida fui a ver si estaba mi pequeña valija que siempre dejaba en el ropero de los hoteles, pero no estaba.

Nuestra verdadera defensa está en saber que vivimos ahora mismo en Dios,

Inmediatamente fui hacia la ventana para correr la cortina, y al hacerlo apareció la valijita bien contra la pared y debajo de la ventana, donde luego recordé que la había dejado. Con seguridad, los que entraron en la habitación corrieron la cortina para no ser vistos de otras habitaciones, y al hacer esto no la vieron. Esto fue para mí una evidencia del poder protector del Amor.

Esto no quiere decir que no debamos tomar las precauciones necesarias para no tentar al prójimo, pero sí podemos estar seguros de que el Amor divino tiene el poder de proteger a toda Su creación. La Sra. Eddy nos habla del poder absoluto de Dios cuando dice: “El poder de la Ciencia Cristiana y del Amor divino es omnipotente”. Ciencia y Salud, pág. 412:14-15.

El mensaje de Jesús de amar para conocer a Dios porque Dios es Amor y las afirmaciones de la Sra. Eddy sobre el poder del Amor divino pueden ser una guía constante para que nuestro pensamiento se aparte de las evidencias humanas y reciba la protección total y absoluta del Amor divino.

La Biblia está llena de ideas que aseguran la protección de Dios. En los Salmos leemos: “Llévame a la roca que es más alta que yo, porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo. Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas”. Salmo 61:2-4.

El Amor divino es mucho más que un sentimiento, es el bien infinito en acción. De modo que amar como Dios ama es participar de Sus cualidades, es estar conscientes del bien.

Nuestra verdadera defensa está en saber que vivimos ahora mismo en Dios, porque en realidad no hay otra presencia, otro poder ni otro conocimiento verdadero que el del Amor divino. Cuando nuestra consciencia está llena del amor de Dios se elimina la discordia que nos aqueja. Nada está fuera del poder protector del Amor divino.

6 Escritos Misceláneos, pág. 10:8-9.

7 Salmo 46:1,11.

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