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En apoyo de un gobierno justo

Del número de diciembre de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Descubridora, Fundadora y Guía de la Christian Science, Mary Baker Eddy, estaba muy interesada en el gobierno de su país. Sorprendió a muchos con su gran conocimiento de los sucesos de su época. Sin embargo, cuando le preguntaron sobre su punto de vista en materia de política respondió con esta declaración, que fue publicada en el Boston Post en noviembre de 1908: "Me preguntan: '¿Cuáles son sus ideas políticas?' En realidad no tengo ninguna, mas que la de apoyar un gobierno justo, amar a Dios supremamente y a mi prójimo como a mí misma".The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 276.

Esta frase implica una relación entre el apoyo a un gobierno justo, y amar a Dios supremamente y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Estos tres elementos son necesarios para que el gobierno sea eficaz a todo nivel.

Por ejemplo, todos anhelamos tener un sistema político que cumpla con "las normas de lo que es justo" y "moralmente correcto". Esa es la definición de justo que se encuentra en un diccionario. Para que sean eficaces, esas normas deben aplicarse a todos, independientemente de raza, religión, posición económica o social.

Los que aman a Dios supremamente y anhelan seguir al Amor divino como lo hizo Cristo Jesús pueden expresar y apoyar, en cierto grado, un "gobierno [verdaderamente] justo". El mantener nuestro pensamiento en Dios, en vez de centrarlo en el yo, ya sea que ese "yo" pretenda tener entidad como persona, ciudad, pueblo o estado, da lugar a un gobierno apropiado. El gobierno humano es justo solamente en la medida en que se asemeje al gobierno del Principio divino, el Amor. Se ha dicho, y con acierto, que los Diez Mandamientos (véase Éxodo 20:3–17) y las Bienaventuranzas que se encuentran en el Sermón del Monte que pronunció Cristo Jesús (véase Mateo 5:3–12), son la base de todo buen gobierno. Estudiarlos y ponerlos en práctica fortalece nuestra comprensión del gobierno de Dios y aumenta nuestra habilidad para ser líderes eficaces y para reconocerlos.

El gobierno de Dios se basa en el Principio, está impregnado de él e imbuido del espíritu del Cristo. El Amor divino es su norma. La sabiduría inmutable establece el orden del día y no existen mentes mortales en conflicto dentro de la única Mente divina que puedan arruinar subrepticiamente, atrasar ni obstaculizar el progreso. La apatía, la inercia, el dejarse estar, no tienen lugar en Dios, la totalidad de la Vida. Dios, el bien, es el legislador; la paz está establecida permanentemente en Su reino.

En realidad, cada uno de nosotros tiene el mismo Padre-Madre Dios. Motivados solamente por Dios, el bien, tanto los gobernados como los gobernantes están unidos en un mismo poder, o Mente divina. Este hecho espiritual anula los instintos más bajos de la mente carnal, la creencia en una mente separada de Dios que sea capaz de hacer mal.

Tres puntos para apoyar a un gobierno justo:
• Amar a Dios
• Amar al prójimo
• Amarnos a nosotros mismos

Cada vez más gente se entera de la existencia de grupos cuyo propósito parece ligado a sentimientos antigubernamentales u odio a las minorías o grupos étnicos. Las enseñanzas de Cristo Jesús nos muestran cómo contener esos instintos depravados de la mente carnal, caracterizados por la enemistad, el separatismo, la crítica destructiva y la violencia. Cuando le preguntaron a Jesús cuál era el gran mandamiento de la ley, él dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". Mateo 22:37–40.

Es más fácil amar a nuestro prójimo cuando basamos este amor en el reconocimiento de que verdaderamente todos somos integrantes de una familia única, la familia de Dios. Para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es necesario pensar de manera semejante al Cristo y así erradicar el egotismo que rumia en el odio, la discriminación, el fascismo. El pensamiento cristiano naturalmente ama a todos y se ocupa de beneficiar a todo lo que forma parte de la sociedad. El pensamiento imbuido del Cristo abraza a todo el género humano en una profunda solicitud que busca soluciones sabias y sanadoras.

En Miscellany, la Sra. Eddy escribe: "La humanidad estará gobernada por Dios en la medida en que el gobierno de Dios se manifieste, se utilice la Regla de Oro, y los derechos del hombre y la libertad de conciencia se consideren sagrados. Mientras tanto, aquellos que nombran el nombre de la Christian Science ayudarán a refrenar el crimen, ayudarán a expulsar el error, mantendrán la ley y el orden y esperarán gozosos el final, a saber, la justicia y el juicio".Miscellany, pág. 222.

Servir a un solo Dios es una meta espiritualmente motivada que eleva nuestros pensamientos sobre el gobierno y bendice a gente de todo el mundo. El gobierno justo de Dios, del Amor, es el que todos podemos apoyar.

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