Te voy a hablar de mi amigo Tomás y de cómo lo amaba Dios y lo sanó cuando se sentía enfermo. Tomás era chiquito, pero no tanto porque su papá ya no lo podía alzar en brazos. Tenía que cargarlo en la espalda, ¡a babucha! ¿Te han llevado así alguna vez?
Tomás estaba de viaje con su mamá, papá, abuela y una muy buena amiga. Estaban visitando una ciudad que tenía muchas cosas interesantes que ver y hacer. Lo estaban pasando muy bien, excepto por un día. Iban a salir a almorzar a un lugar muy elegante. Tomás no quería caminar y le pidió a su papá que lo cargara. Su mamá dijo que Tomás no había desayunado y que no podía mantener nada en el estómago. Su papá lo levantó suavemente y lo cargó sobre su espalda.
Todos querían que Tomás estuviera feliz, que se sintiera bien y disfrutara de la comida. Los padres de Tomás, su abuela y su amiga iban orando mientras caminaban y le hablaron del cuidado y del amor que Dios tiene por los niños pequeños, y del hecho de que Él los escucha y los ama. Tomás sabía que Dios es Amor y que Dios nos da Sus pensamientos. A veces llamamos a esta clase de pensamientos ángeles, porque son los que nos sanan y nos ayudan. Los pensamientos de Dios siempre son buenos.
Ellos recordaron además cómo Cristo Jesús amaba a los niños pequeños, dijo de ellos: "De los tales es el reino de los cielos". Mateo 19:14. Y él enseñó el amor que sana. Las leyes de Dios rigen en "el reino de los cielos", ¡exactamente donde estamos nosotros! Los pensamientos de Dios nos ayudan a no tener pensamientos de enfermedad. Cuando realmente escuchamos a Dios, el bien, simplemente no podemos oír nada más que a Sus ángeles, que nos traen mensajes como éstos: "Yo soy la semejanza de Dios", "Yo soy Su hijo perfecto" y "¡Estoy bien!"
Pronto estuvieron sentados en el restaurante. Entonces la amiga que los acompañaba miró a los ojos a Tomás y le dijo: "Tomás, nada puede quitarte tu gozo". Lo dijo de una manera tan amable y firme que Tomás supo que era un mensaje de Dios. Él sabía que lo que le había dicho era verdad. Y así sucedió, para cuando trajeron la comida, Tomás estaba bien, ¡feliz y con hambre! Tomás comió todo y le gustó mucho. Todos estaban muy agradecidos y dieron gracias a Dios por el amor y cuidado que brinda a Tomás y a todos Sus hijos.
Dios te ama, siempre está contigo para contestar tus oraciones. Ora a El y escucha Sus ángeles, que son pensamientos de Amor. Estos pensamientos nos vienen dondequiera que estemos, sea lo que sea que estemos haciendo. Nos ayudan y nos sanan.
En el arca, Noé salvó muchos animalitos. Aquí hay cinco de ellos. ¿Los puedes identificar? ¿Te gustaría colorearlos?
