EN LOS ÚLTIMOS AÑOS se ha intensificado la atención que se le da al cuerpo y al efecto engordante o adelgazante que supuestamente tiene la comida sobre él. Una señal de esto es el auge del culturismo y los gimnasios. Es tal la preocupación que tiene la mayoría de la gente sobre los efectos de la comida, que de seguir así en el futuro no quedarán alimentos considerados "buenos" para el ser humano. Todo esto ha hecho que el cuerpo y la comida se transformen en poco menos que "dioses", como si tuvieran poder para gobernarnos.
Si queremos lograr que el cuerpo sea más perfecto, le estamos atribuyendo poder sobre nosotros. Si nos identificamos con un cuerpo físico e imperfecto, siempre estaremos tratando de cambiarlo. ¿Es acaso ésta una justa manera de identificarnos?
Desde pequeños nos han enseñado a creer que estamos formados de partes físicas. Pero "eso" no es la creación verdadera de Dios. Dios, el origen de todo lo que es real, es Espíritu y Su creación, incluso el hombre, no es material ni física, sino espiritual.
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