HACE POCO, una amiga me comentó su creencia de que no iba a poder sanar de un antiguo problema hasta que muriera. Me dijo: "Tú sabes que solucionamos los problemas aquí o en el más allá. Como no he solucionado este problema aquí, me imagino que simplemente tengo que esperar que se solucione en el más allá". Yo sonreí, pero con firmeza le dije que en realidad, ella era una de las ideas perfectas de Dios, y que esta verdad, aplicada a su propia vida, la sanaría ahora mismo; ella no tenía que esperar hasta "el más allá". Para mí, el más allá es cualquier tiempo, lugar o punto en la vida, posterior al actual. Le expliqué que si uno lo analiza, por lógica, aun el minuto siguiente al actual, es "el más allá".
En la conversación le mencioné una de mis citas favoritas sobre el "aquí y el más allá" de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Refiriéndose a la manera en que cambia nuestra experiencia cuando comprendemos que Dios es nuestra única Vida, el libro declara: "Es una lucha con la carne, lucha en la que tenemos que vencer al pecado, a la enfermedad y a la muerte, ya sea aquí o en el más allá — pero ciertamente antes que podamos alcanzar la meta del Espíritu, o la vida en Dios".Ciencia y Salud, pág. 324. Para mí esta cita no dice que debamos morir para ser sanados de algún tipo de pecado o enfermedad; por el contrario, nos dice que debemos continuar orando y estudiando para ver que la curación y la salvación son posibles ahora.
Podemos despertar de la creencia errónea en la muerte y la enfermedad al conocimiento de que en este preciso momento, aquí y ahora, somos saludables y vigorosos. No existe el requisito de que primero debamos morir, a fin de comprender o aceptar el hecho incuestionable de que somos la perfecta idea espiritual de Dios.
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