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¿Has orado alguna vez para sanar?

Del número de mayo de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Es Así Como Oré en una ocasión para sanar una lesión que tenía en la rodilla. Estaba esquiando — algo que me encanta hacer — y en la última bajada hice una pirueta que se llama el "helicóptero". Para hacerlo, la persona salta un montículo de nieve y, cuando está en el aire, gira completamente y cae mirando en la dirección que estaba antes. He hecho cientos de helicópteros en mi vida. No obstante, en esta ocasión, caí mal sobre la nieve endurecida, y me lastimé la rodilla. Esa noche no me podía mover muy bien.

Estaba de vacaciones por una semana para practicar esquí, y éste era el primer día. Sabía que si iba al médico, me examinaría y me pediría rayos X de la rodilla, y probablemente me mostraría las partes lesionadas. En lugar de hacer eso, decidí orar para sanar. La primera pregunta era por dónde empezar. Para sanar espiritualmente es muy importante saber por dónde empezar.

Puede parecer razonable comenzar con lo que parece ser un cuerpo lesionado y luego pedir a Dios que lo repare. Pero hay algo mucho mejor que se puede hacer. En la Biblia, Pablo nos alienta: "Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor". 2 Cor. 5:8. Fue así como decidí comenzar mi oración. Aunque la rodilla me seguía doliendo, quedé callado y sentí la presencia de Dios. Escuché, sabiendo que Dios me guiaba. Tenía una Biblia y encontré algo en el Nuevo Testamento que me ayudó mucho: "El fundamento de Dios está firme..." 2 Tim. 2:19.

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