Estoy en noveno grado. Cuando terminé octavo grado quise hacer una pasantía en el sector de finanzas o comercio. Para eso tenía que ir a Zurich o Winterthur. Como sabía que Dios tiene un lugar para cada uno, comencé a pensar en lo que quería hacer realmente. También consulté con un asesor de empleo. Y lo más importante: confié todo a Dios.
Las posibilidades eran trabajar en un banco o en una compañía de seguros. Al principio, presenté mi solicitud sólo en los bancos. Luego escribí a algunas compañías de seguros. Por supuesto que también oré y leí la Biblia. A veces estudiaba los Salmos 91 y 23.
Cuando me preparé para mi entrevista, pensé en lo que me podían preguntar. Y oré para estar tranquilo, para pensar en lo que debía decir. Yo lo hice con mucha confianza. Estoy seguro de que por eso fue que conseguí el trabajo.