A veces parece que los oídos de muchos jóvenes son algo diferentes de los de otros seres humanos. Por lo general llevan puesto algo redondo, casi siempre negro, de donde parte un cable delgado que baja y entra en la ropa por el cuello. Puesto que esa “cosa” está casi siempre allí, parece parte de la anatomía del oído. Pero no lo es. En realidad es sólo un auricular que se conecta a un aparato de música. Compañero inseparable, de todo momento.
Caminar con un “Walkman” escuchando música es genial. Pero también es “recool” que la gente escuche sus propios pensamientos. Y cuando lo hacen, escuchan cosas maravillosas. Puede que hasta escuchen a la inteligencia divina del universo, o sea, Dios. Puede que descubran que Él le habla a cada uno de Sus hijos, porque Dios es Mente, y nosotros somos la semejanza de esa Mente. Por eso siempre somos receptivos al bien, y pensamos con la Mente, en cada paso que damos.
Hoy en día, la información que recibimos se transmite a velocidades cada vez mayores. Cada minuto, surgen nuevas actividades que ocupan nuestro tiempo. Llegan tan rápido que nos resulta difícil estar al tanto de todo. Por un lado esto es bueno, porque ahora tenemos oportunidades con las cuales nunca habíamos soñado. También podemos hacer cosas en menos tiempo que antes.
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