Desde niño, jugó al fútbol en las calles de un barrio pobre de Augsburgo, Alemania. Llegó a ser un destacado jugador, con una larga y notable carrera, jugando en clubes como el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid, de España. Bernd nos habla de lo que motivó su carrera, que no fue el dinero, sino el amor y el gozo que siente al practicar este deporte.
Bernd ha comprobado que la espiritualidad y la oración lo guiaron a tomar decisiones acertadas, que han sido una fuente de fortaleza, no sólo en su carrera futbolística, sino también en su vida en general. Desde hace tres años, en su nueva profesión de entrenador, comparte sus valores y experiencia con los jugadores jóvenes.
conversó con él en su casa cerca de Colonia, en Alemania.Patrick Meibom: ¿Cuándo comenzaste a jugar al fútbol?
Bernd Schuster: Cuando tenía 5 ó 6 años mi tía me regaló una pelota para mi cumpleaños. A partir de ese día fui un jugador de fútbol. A mi familia le gustaba mucho el fútbol. Como no había equipos para jóvenes de mi edad, porque comenzaban recién a los 10 años, los primeros años yo jugaba en la calle. A los 8, empecé a jugar en el equipo de los que tenían 10 años en el club de mi pueblo. Jugaba a la par de todos allí. En esa época la pasaba muy bien, porque todavía podíamos aprender a jugar en la calle.
Patrick: ¿Te parece que esos recuerdos de “aquellos buenos tiempos”, lo motivan a uno a seguir con este deporte?
Bernd: Claro que sí. De lo que más me acuerdo cuando era niño es cuánto me gustaba jugar fútbol. Jugábamos en la calle, y en los campos con césped, aunque no fueran muy grandes. Dejábamos jugar a todo el que tuviera una pelota, aunque fuera el peor jugador. Lo que me quedó de todo esto, después cuando fui profesional, fue el gusto de jugar al fútbol. Aunque ya de adulto se juega por dinero, yo seguía sintiendo ese gran gusto. Eso fue lo más importante.
Patrick: ¿Sienten los jóvenes profesionales de hoy ese mismo gusto de jugar fútbol que tú describes?
Bernd: Los muchachos de hoy no se criaron como nosotros, jugando fútbol en la calle, en las esquinas. Allí fue donde aprendimos la técnica, los movimientos, el trabajo en equipo, viendo lo que tu cuerpo puede hacer. Cuando tenía 18 años me fui a Colonia a empezar mi carrera profesional. Allí alquilé una habitación en una casa de familia. Tenía que pagar el alquiler y la comida, y apenas tenía para un auto. Recién cuando empecé a jugar y a tener mi lugar en el equipo, pude ganar algo de dinero. Hoy, los jugadores reciben ese dinero por adelantado. Les dan un apartamento, un auto, todo.
Patrick: ¿Quiere decir que los jugadores profesionales están motivados por el deseo de hacerse ricos, en lugar del gusto de jugar?
Bernd: Sí, compran casas nuevas, autos, tienen unas vacaciones fantásticas. Parece como que hoy en día todo eso es lo que tiene prioridad.
Patrick: Tal vez alguien debería meterse y gritarles: “¡Eh, un momento, están yendo en la dirección equivocada”!
Bernd: Eso sería difícil de hacer, porque la mayoría piensa que todo eso es muy importante. Los jugadores dirían: “Si no gano dinero, yo ahí no voy”. Es muy diferente con los jugadores brasileños. A veces provienen de familias muy pobres, donde el padre trabaja duro y casi no puede sostener a sus seis o siete hijos. Es por eso que la actitud de ellos es a menudo mejor que la nuestra en Europa.
Patrick: ¿Tienes a alguien que consideras como un modelo de jugador?
Bernd: Seguro. En una época mi entrenador fue César Luis Menotti, que fuera Director Técnico de la Selección Argentina. El día que esperábamos el nacimiento de mi hija, Menotti se acercó y me dijo: “Bernardo, en vez de quedarte aquí, es más importante que vayas a tu casa y veas cómo andan tu mujer y tu hija”. Así que empaqué mis cosas y me fui a casa. Por supuesto, todo anduvo bien. Regresé a entrenar al día siguiente. Me sentía tan agradecido por este gesto, que el partido resultó magnífico para nosotros. Ganamos 7 a 2. Dos de esos goles fueron míos, y se los dediqué a mi entrenador.
Patrick: ¿Cómo le hiciste frente a la presión de las drogas y el alcohol?
Bernd: Antes de interesarme en la Christian Science, lo único que tomaba era un vaso de cerveza antes de irme a la cama, para poder dormirme. Pero luego abandoné ese hábito. Y estoy contento de haberlo hecho. He sido muy consecuente. En cuanto a las drogas, nunca las vi entre mis amigos. Honestamente, eso hubiera sido un shock para mí. Yo no puedo aceptar que se deban consumir drogas en un deporte profesional. Por supuesto, la gente toma mucho vino aquí, y siempre me llenaban la copa. Pero yo en vez pedía agua. Nunca permití que me influyeran. Pero comprendo que es difícil para la juventud de hoy, que se ve una y otra vez frente a la oportunidad de tomar.
Patrick: ¿Cómo puede un joven llegar a tener esa disposición de carácter?
Bernd: Creo que uno tiene que saber bien lo que quiere en la vida. Cuando eso está claro, nada lo puede desviar. Pero los jóvenes hoy se sienten indecisos e inseguros.
Patrick: ¿Cuál piensas que es la causa de esa indecisión? ¿Qué le dirías a un joven que desea seriamente seguir una carrera en los deportes? ¿Qué metas tendría que tener?
Bernd: Hay dos cosas importantes. Por un lado, uno debe rodearse de cierto ambiente. Porque uno puede criar a un niño, enseñarle lo que va a ser importante en su vida, como son las cualidades espirituales, por ejemplo. Pero un ambiente desfavorable puede destruir todo eso. El peligro acecha en la escuela, con el alcohol y las drogas. La otra cosa importante es saber qué quiere uno y dónde está parado. Uno tiene que moldear su propio carácter.
Patrick: La atención médica es un tema importante en el fútbol. ¿Recuerdas alguna vez en que hayas rechazado la ayuda médica y te hayas sanado?
Bernd: Un día me caí mal y se me hinchó el tobillo de tal forma que ni me podía ver los dedos. El pie parecía una pelota. Al principio tuve mucho miedo. Y, como es habitual, llamaron a los médicos del club. Durante cuatro semanas trataron de sanar la lesión sin ningún resultado. Entonces dijeron que se trataba de un virus y que Bernd Schuster nunca más volvería a jugar al fútbol.
Patrick: ¿El diagnóstico médico era que tu carrera de futbolista había terminado?
Bernd: Exactamente. Entonces le pedí a un practicista de la Christian Science que orara por mí. Fui a ver al entrenador que tenía entonces, y al presidente del club y les dije: “Yo no puedo continuar así. Tengo que intentar algo diferente. Por favor, respeten mi decisión. Para ustedes, el asunto está terminado, pero para mí, no”. Lo grande fue que aceptaron lo que les dije. El entrenador me dijo: “Haz lo que tengas que hacer. Tienes todo mi apoyo”.
Esa Navidad, no salí de vacaciones. Necesitaba estar tranquilo y orar, y continuar practicando fútbol. Y lo bueno fue que mi entrenador de gimnasia y fisioterapeuta tampoco se fue de vacaciones. Se quedó sin sus vacaciones de Navidad para poderme ayudar con el entrenamiento. Que un español haya renunciado a sus vacaciones, es realmente increíble, porque para ellos son muy importantes.
Patrick: ¿Cuál fue tu pensamiento más importante durante este período de curación?
Bernd: Comencé pensando en la idea de la perfección de Dios. Reconocí el bien que me rodeaba. Al principio fue difícil contenerme y no mirar donde estaba lesionado. Pero me di cuenta de que tenía que dejar de hacer eso. Tenía que saber que soy la semejanza de Dios, que es Amor. De modo que lo único que podía llegarme era el flujo de ese Amor. El amor de Dios es mi protección, y yo estoy siempre protegido. Y sané. Mi curación fue una experiencia muy importante para toda la familia. Y luego estaba el público. Los pensamientos sobre mí y mi lesión giraban a mi alrededor, porque había mucha publicidad. Miles de personas querían que yo volviera a jugar. Nadie entendía en qué estaba pensando cuando recurrí a Dios para que me sanara.
Patrick: De modo que toda la gente que te rodeaba estaba pensando en tu lesión; los medios de comunicación, tus compañeros de equipo, los directivos del club, los aficionados.
Bernd: Exactamente. Realmente tuvimos que orar para acallar esa ansiedad. Pero el corto tiempo entre Navidad y Año Nuevo fue suficiente. El primer juego después de este período fue en el Campeonato de Fútbol Español. Nadie había creído posible que estuviera en el primer partido del nuevo año. Y la cosa más increíble fue que yo seguía siendo el mejor jugador en la cancha. Mis compañeros al principio no sabían qué estaba ocurriendo. Pero el público muy pronto se sintió satisfecho. Pude jugar otra vez, y eso era lo único que les preocupaba.
Patrick: ¿Qué piensas del periodismo de hoy? ¿Ha cambiado en comparación a como era hace diez años?
Bernd: Sí. El periodismo se ha vuelto más superficial, porque ha aumentado la competencia. Hoy tenemos gran número de canales privados, diarios y revistas. En Alemania, un periodista venía a entrevistarnos dos o tres veces a la semana. Ahora vienen de ocho a diez periodistas por día. Tienen que darles algo a sus lectores. Para nosotros es una carga, porque quieren saber todo sobre nosotros. Y a veces escriben las cosas más increíbles.
Patrick: Recuerdo una entrevista que hiciste con la Vox Sports TV que mencionaron tu conexión con la Christian Science. Y presentaron a la Christian Science de una manera muy equilibrada y objetiva.
Bernd: Yo conocía al hombre que hizo el reportaje. Él siempre escribe artículos de calidad. Yo prefiero más las entrevistas de televisión en vivo que las de los diarios, porque nadie puede corregir lo que digo. Y nadie tampoco puede agregar algo que no dije. Durante la entrevista de Sports TV, aproveché la oportunidad para hablar sobre la Christian Science. Es bueno hablar de frente sobre el tema, si no los reporteros ponen algo que no siempre es correcto.
Patrick: En las entrevistas siempre pareces estar tranquilo y sereno.
Bernd: Sólo en la cancha soy apasionado. Y allí tengo que ser así. Es parte de mi profesión. De otro modo no sería quien soy.
Patrick: ¿Cómo puede alguien ser un buen perdedor?
Bernd: Esa es una buena pregunta. La Christian Science me ha ayudado mucho en ese sentido. Aprendí a no ver a mis oponentes como si fueran enemigos con quienes debo contender, sino como hijos de Dios, como yo. Cuando uno piensa así, uno ve la situación de una forma diferente. Pensar de esta manera me permite admitir que los contrincantes realmente han merecido ganar. Años atrás, no habría sido capaz de pensar así. Hubiera preferido morderme la lengua, antes que admitirlo.
Como entrenador les digo a mis jugadores: “Si después del juego admiten que podrían haber hecho algo más, eso significa que no han hecho todo lo que podían por su equipo. Pero, si han hecho todo lo que podían y el otro equipo fue realmente mejor, entonces no se culpen”.
Recuerdo una buena historia sobre los Chicago Bulls. Durante seis o siete años fueron el mejor equipo de básquetbol del mundo. Un equipo de TV los seguía por todas partes. Allí uno podía ver lo tranquilos y serenos que estaban después de una derrota, por más amarga que fuera. Pero ellos habían hecho todo lo que podían. Eso me ha ayudado mucho como entrenador. Un aspecto importante del entrenamiento es enseñar al jugador no sólo a jugar fútbol, sino también a comportarse como un profesional. Es maravilloso cuando puedo transmitirles algo así.
Patrick: ¿No es característico de un profesional vivir sólo para su deporte?
Bernd: Eso es muchas veces cierto. Si alguien quiere triunfar en fútbol, tiene que dejar de lado muchas cosas. Es fuera de lo común que un jugador que fuma y bebe, o que lleva una vida desenfrenada, dure con éxito por mucho tiempo. Yo fui profesional durante veinte años. Gracias a la Christian Science he podido seguir jugando por tanto tiempo. Pero también reflexioné mucho y oré sobre la cuestión del envejecimiento. Imagínate, ia los 33 ó 34 ya lo rotulan a uno de viejo!
Patrick: ¿Cómo encaras el tema de la vejez?
Bernd: La Christian Science me ha enseñado a comprender que las limitaciones se tienen que dejar de lado. Yo he tratado de hacerlo. Era un jugador “más viejo”, y entrenaba exactamente como los jugadores de diecinueve o veinte años. No hice nada menos que lo que ellos hacían. Los entrenadores decían: “Vamos, no necesitas hacer tanto hoy”. Y yo les respondía: “No tengo por qué ir más despacio”. Mucha gente estaba sorprendida.
Para mí, lo mejor ocurrió durante mi última transferencia a México, donde jugábamos a 1800 metros de altura. En mi primera sesión de entrenamiento, a los 10 minutos estaba completamente exhausto. La diferencia de edad con mis compañeros era bastante grande. Era un equipo muy joven. Pero lo pude hacer. Todos estaban sorprendidos de que a los 35 años pudiera correr a la par de ellos alrededor del campo de juego.
Patrick: Si el espíritu está activo, el cuerpo se mantiene activo. ¿No es así?
Bernd: Sí. Sin la Christian Science, hoy no podría hacer todo lo que hago. Hace quince años que la conozco. Hubo ocasiones donde he llegado a decir: “¿Qué habría hecho sin la Christian Science?” A veces, muchas de las situaciones parecían imposibles de solucionar: lesiones, enfermedades, problemas de relaciones. Estoy tan contento de tener esta Ciencia.: )