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Dios creó a todos perfectos

Del número de noviembre de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana



Religión: Christian Science

Aveces me siento muy presionada sobre cómo debo lucir y actuar, y no me resulta nada fácil. Si no hubiera aprendido a verme a mí misma de una manera espiritual, no sé dónde estaría. De manera que siempre tengo que saber quién soy realmente, y es por eso que es tan importante la espiritualidad.

La oración siempre ha formado parte de mi vida. Oro todas las mañanas, durante el día, y por las noches antes de irme a dormir. En mi oración reconozco que puedo lograrlo todo, que ya tengo lo que necesito, y que Dios me da todo lo necesario.

En una época no estaba comiendo mucho porque quería bajar de peso. Y me enfermé seriamente.

Tenía que comprender que no importaba cómo me veía exteriormente. Mi mamá insistía en que yo era la hija de Dios, y que por eso era perfecta y espiritual, no material. Y recién cuando cambié mi pensamiento las cosas mejoraron. Oré mucho. Yo oro hablando con Dios. No le pido a Dios que me cambie de alguna manera externa. Oro sabiendo que soy perfecta y que no hay nada que cambiar, porque Dios creó a todos perfectos y espirituales. Al principio fue difícil, porque todavía pensaba que era necesario tener una apariencia determinada. Pero al orar con mi mamá, me di cuenta de que no necesitaba insistir en eso, porque yo ya era perfecta en todos los aspectos que realmente cuentan.

Cuando mi pensamiento cambió, me pude levantar, y lo primero que dije fue “quiero comer algo”. Durante la cena comí con mucho apetito, y me sentí muy bien y feliz. Y de ahí en adelante nunca volví a tener ese problema.

Juego softball [variedad de béisbol que se juega con una pelota blanda], y en una ocasión íbamos a participar en un torneo. El día antes, noté una molestia al sentarme. Cuando estábamos por tener el segundo encuentro, no podía caminar sin que me doliera la espalda, y al final del día no me podía mover. Tampoco pude dormir esa noche.

Como no podía caminar, tenía que gatear. Entonces llamé a una practicista de la Christian Science para que orara por mí, y mi mamá también estaba orando, e iba a venir a verme a la escuela donde yo estaba interna.

La noche antes de la llegada de mi mamá, leí la Lección Bíblica que prepara mi iglesia. Encontré este pasaje de la Biblia: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Génesis 1:27. Traté de comprender esto. Mi mamá y la practicista seguían diciéndome que yo ya era perfecta, pero a mí me costaba mucho creerlo, porque el dolor era muy intenso. Pero cuando leí la Biblia, me sentí un poco mejor. Comprendí que no podía sentir dolor porque Dios no lo siente, y yo soy su reflejo.

También canté un himno. Seguí insistiendo en que Dios estaba conmigo y que Sus brazos me rodeaban, como dice el himno, de modo que no tenía porqué seguir sintiendo dolor.

Entonces, decidí darme un baño, y mientras lo hacía seguí orando. Estuve allí como media hora, y cuando salí de la bañera me pude parar perfectamente, totalmente derecha. Glorifiqué a Dios porque me sentía muy contenta. Fui a clase ese mismo día como si nada hubiera ocurrido. Fue una magnífica curación y el dolor nunca regresó.

Todos los años, mi escuela participa en un programa de voluntarios que se ofrecen para hacer limpieza. Una mañana en que hacía mucho frío, íbamos a pasar todo un día en un vecindario de la ciudad. Al principio pensé: “Yo no quiero ir”. Pero cuando llegamos, vimos a la gente, y ellos no dejaban de agradecernos que estuviéramos allí. Todavía ni habíamos empezado, y ya estaban agradecidos. Pasamos todo el día en ese lugar. Antes de irnos, miré alrededor, y vi que habíamos llevado a cabo todo lo que habíamos prometido hacer. Y me sentí feliz de haber podido dar, de haber compartido mi trabajo con la comunidad, de ayudarlos. La gente del vecindario estaba muy contenta, y me sentí orgullosa de haber tomado parte de esa actividad.: )

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