Cuando un director de cine presenta a un actor con botas, capa y malla de baile, corre el riesgo de perder su credibilidad para siempre. Pero Bryan Singer, director del reciente éxito de ciencia ficción, “X-Men”, ha creado la mejor película de super héroes desde “Superman”, dándole al filme el matiz adecuado. Por supuesto que hay violencia y cierto lado oscuro propios del género, pero esta película tiene el mensaje que a “Batman” le faltó.
Es la historia de un grupo de gente que nació con una serie diferente de genes que les da super poderes, como la habilidad de caminar a través de paredes, leer la mente de otras personas, invocar tormentas y lanzar rayos láser de los ojos. Uno de ellos tiene incluso el poder de sanarse a sí mismo casi instantáneamente de sus heridas. Se puede decir que son algo diferentes de la gente con la que nos topamos en nuestro vecindario.
Y ése es justamente el problema. El resto de la sociedad sospecha de estos “mutantes”, y quiere que el gobierno promulgue leyes que limiten su libertad. Un grupo de mutantes, liderados por un personaje llamado Magneto (Sir lan McKellan), se siente resentido por la discriminación de los humanos, y desea transformar al resto de la humanidad en “mutantes”. Los héroes de la película son los “X-Men”, un grupo de “mutantes” buenos, liderados por el Dr. Xavier (papel que desempeña con mucho realismo Patrick Stewart, de Viaje a las Estrellas). Éstos son parte de una banda que combate a los “mutantes” malos, y trata de que el resto de la humanidad los comprenda, y finalmente los acepte.
La premisa de la película es una metáfora del racismo, el prejuicio y la discriminación que existen en la sociedad. Pide al público que reflexione sobre la actitud que tienen con la gente que es “diferente” a ellos. Después de ver “X-Men”, pensé en lo fácil que es juzgar precipitadamente a los demás, sin siquiera hacer el esfuerzo de comprenderlos. En la escuela es muy común clasificar a la gente que se viste distinta y decir que pertenecen a grupos diferentes, ya sean los “recool”, los “rebeldes” y los “nerds” [básicamente chicos que no se visten a la moda, que son aburridos, y parecen tontos pero no lo son]. Puede que poner rótulos a la gente parezca algo inocente e inofensivo, pero no lo es. La Biblia nos dice: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. Mateo 7:1.
Cuando juzgamos a los demás, no estamos amando a nuestro prójimo como les pidió Jesús a sus seguidores que hicieran. En lugar de eso, estamos demasiado ocupados, juzgando lo que tienen los demás, y pensando que tienen una mezcla de rasgos buenos y malos. Conseguimos amar a los demás cuando comprendemos que todos somos hijos de Dios. En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy explica que nuestra comprensión de Él nos ayuda a dejar de juzgar a los demás. Ella escribe: “Un solo Dios infinito, el bien, unifica a los hombres y a las naciones; constituye la hermandad del hombre; pone fin a las guerras; cumple el, mandato de las Escrituras: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’”. Ciencia y Salud, pág. 340
Wolverine, el personaje más dinámico de la película, cambia su actitud, y con eso como que te da esperanzas. Al principio, exhibe poco menos que una furia salvaje, pero luego aprende a demostrar interés y afecto paternal por Rogue, una joven que se siente rechazada. Las emocionantes escenas de esta película son, a su manera, tan fascinantes como las secuencias de acción del filme “The Matrix”. Aunque “X-Men” con sus 90 minutos parece demasiado corta, vale la pena verla.: )
