El año pasado, durante mi segundo año de secundaria superior, comencé a tener mucha comezón en la piel, especialmente en una mano. Al tiempo, se había extendido por todo el cuerpo. Un mes después una mancha que tenía en la mano comenzó a dolerme mucho. Yo estaba muy preocupado y no sabía qué hacer.
Un amigo mío de la escuela que había tenido lo mismo, me dijo que sería mejor que fuera al hospital. Cuando oí eso, comencé a pensar en lo que aprendí en la Escuela Dominical de la Christian Science. Recordé que podía orar a Dios. Y eso resolvería el problema.
Entonces comencé a orar todas las noches. También leí Ciencia y Salud y artículos en revistas como el Christian Science Sentinel. Seguí orando y me sané.
Estoy feliz de haber comprobado que la oración es la mejor medicina.: )
Tam-awan Pinsaro Proper
Baguio City, Filipinas
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!