Oh, Padre perfecto!
Nunca dejas de sonreírme.
Cuando agotado y caído me siento,
Tu ley perfecta me libera;
Sólo tu resplandeciente amor
mis ataduras rompe.
Sólo cuando recurro a Ti,
veo mi verdadero yo.
Puro.
Fuerte.
Perfecto.
Radiante.
Libre.
Oh, Dios mío, cuanto te amo.
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