Oh, Padre perfecto!
Nunca dejas de sonreírme.
Cuando agotado y caído me siento,
Tu ley perfecta me libera;
Sólo tu resplandeciente amor
mis ataduras rompe.
Sólo cuando recurro a Ti,
veo mi verdadero yo.
Puro.
Fuerte.
Perfecto.
Radiante.
Libre.
Oh, Dios mío, cuanto te amo.

Sonríeme
Del número de noviembre de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana