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“Todos los síntomas desaparecieron”

Del número de noviembre de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando tenía 15 ó 16 años, me hicieron un examen médico de rutina y descubrieron que tenía en el pulmón algo del tamaño de un puño. Me hicieron más exámenes y constataron que era cáncer.

Cuando los médicos se lo dijeron a mi madre, ella dijo con desesperación: —Sólo Dios nos puede ayudar.

Nosotros creíamos en Dios, pero no sabíamos mucho de Él. Mi madre había escuchado hablar de la Christian Science a uno de sus padres, y yo estuve de acuerdo en visitar a una practicista, más que nada debido a mi desesperación. No sabía qué otra cosa hacer.

Hasta ese momento yo había tenido muy poca confianza en mí misma. Siempre sentí que atraía los problemas. Me resultaba muy difícil hacer amigos.

Cuando me entrevisté con la practicista, no hablamos de mi enfermedad. En lugar de eso, hablamos sobre cómo me veía Dios realmente, cuánto me amaba y lo perfecta que me había hecho a Su semejanza espiritual. Estos pensamientos eran una novedad para mí. Después de esto me sentí mucho más fuerte.

A partir de ese momento, toda la familia empezó a ir a la iglesia los domingos. Poco a poco, aprendí más sobre la Christian Science. Muy pronto comencé a estar mejor. Pero nos sentíamos presionados para que me hicieran una operación. Y al final, me la hicieron. La practicista me dijo que viera todos los pasos médicos como si estuviera viendo una película, porque nada de eso podía tocar mi verdadero ser. Yo leía cosas del capítulo de Ciencia y Salud llamado “La creación”, una y otra vez. Leí específicamente lo siguiente: “Volved vuestra atención del cuerpo hacia la Verdad y el Amor, el Principio en que se basa toda felicidad, armonía e inmortalidad”.Ciencia y Salud, pág. 261. Con mucho empeño traté de apartar toda mi atención del cuerpo. Por las noches, cuando sentía mucho miedo, vigilaba mi pensamiento y sólo prestaba atención a lo que Dios decía. Así sentía una seguridad increíble. Yo sabía que Dios me amaba profundamente. Volver nuestra atención “hacia la Verdad y el Amor” significa no verme a mí misma como un cuerpo material, sino sentirme amada por el Amor que es Dios. Y significa que yo realmente vivo en el Amor y Él me rodea en todo momento. Él me guía. Pensar que Dios me creó perfecta, siempre me trae mucha calma.

Los resultados fueron mejores de lo que los médicos habían anticipado. Pero me dijeron “Ni pienses en regresar a clases el año que viene, y tampoco podrás practicar deportes”. Yo seguí concurriendo a clases de todos modos. Casi nadie sabía que había estado enferma, porque no quería que la gente comentara. Es verdad, no pude dedicarme mucho a los deportes, y eso a veces me resultaba difícil de aceptar.

Los médicos insistían en que se debían seguir ciertos procedimientos. No tuve mucha oportunidad de dar mi opinión. Ellos hicieron lo que pensaron que era correcto. Sabíamos que ellos sólo querían ayudar, pero nosotros sentíamos que únicamente Dios me podía ayudar. Fue entonces que todos los síntomas gradualmente desaparecieron. Ellos dijeron que, desde el punto de vista médico, era casi increíble que mi cuerpo se hubiera recuperado tan rápido.

Durante este tiempo yo había comenzado a cambiar mucho. Me volví más tranquila. Empecé a pensar con más profundidad. Todos los días buscaba alguna razón para estar feliz. Fue como si un nudo grueso y duro se estuviera desatando, no solamente en mi salud, sino también en muchos aspectos de mi vida. Mis calificaciones mejoraron, así como mi relación con mi familia. Fue realmente como haber llegado a destino, como comprender quién era yo.

Las cosas realmente quedaron claras después de una segunda operación. Yo sabía que ya estaba bien, y les había asegurado eso a los médicos antes de la cirugía. Pero ellos pensaron que tenían que extirpar un órgano enfermo. En lugar de eso me quitaron uno sano. Luego me miraron muy sorprendidos, porque no sabían cómo había tenido yo tanta confianza. Cuando las últimas dudas de los médicos fueron erradicadas, supe que por fin estaba libre. Y desde esto nunca más tuve necesidad de ver a un médico. Llevo una vida normal, y ipractico deportes!

Cuando pienso en todo lo ocurrido, realmente tengo más recuerdos positivos que negativos. Sólo veo los maravillosos cambios que trajo aparejado, para mí, para mi pensamiento y para mi familia. Ése fue realmente un gran cambio.:)


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