Cuando El Gobierno chileno quiso desarrollar un área de la cordillera donde vive gente indígena, decidí ir a ayudar. Antes de mi viaje, no había habido ninguna comunicación entre los indígenas y el gobierno. Pero para cuando volví del viaje, el gobierno había decidido permitir que los indígenas permanecieran en su tierra natal. Esto lo consideré un triunfo de la naturaleza.
Los indígenas tienen un punto de vista muy espiritual del mundo y una relación muy respetuosa con Dios. He aprendido mucho de ellos, y mi propia espiritualidad ha renacido. Ellos viven de manera muy sencilla y tienen una relación muy bonita con la tierra. Ven a Dios reflejado en la naturaleza y tratan de cuidar de ella, de respetarla y protegerla. Por supuesto, no quieren que destruyan su tierra, ni que grandes empresas agoten los recursos naturales. Para ellos esto es como faltarle el respeto a Dios.
Al pensar en esta visión indígena me resulta fácil orar cuando estoy en lugares hermosos. Mantengo mi corazón conectado con Dios mientras mis ojos permanecen abiertos para ver el equilibrio que hay en la naturaleza. Dios controla este equilibrio.
Actualmente, trabajo en Concepción, al sur de Chile, tratando de reconciliar a la gente de la comunidad con el ambiente. En mi trabajo enseño educación ambiental, basada en la visión indígena de la ecología. Hay algo espiritual en esta reconciliación. El equilibrio entre la gente y la naturaleza no es meramente biológico. La ecología debe basarse en el amor por la naturaleza y también en una relación armoniosa entre todos los seres del universo.
Hace tres años, un amigo y yo comenzamos un proyecto allí. Es un programa educativo para niños, en el que tratamos de recuperar los valores perdidos, como la cooperación y el respeto. Somos 8 personas. También 20 jóvenes vienen a trabajar con nosotros cuando los llamamos. Otras organizaciones nos ayudan. Ven que nuestro trabajo es muy interesante y cubre varios aspectos, el ambiente, la educación, la sociología y la economía.
Estamos transmitiendo los valores de la religión, definiéndolo como un "re-ligarse", un retorno a la unidad. Pero esto va más allá de cualquier denominación religiosa. Les enseñamos a los niños en un lenguaje que pueden comprender. Les hablamos sobre la "magia" que existe en la naturaleza, una magia que nos puede enseñar. Y esa magia es el amor. Enseñamos a los niños a ver que pueden estar en comunicación directa con Dios cuidando de la naturaleza y amándola.
Iniciamos este proyecto con nada más que mucho amor. Dios nos ha ayudado, y nuestro trabajo ha estado creciendo. De hecho, éste es ahora el esfuerzo más importante en educación y desarrollo ambiental en Chile.
Le demostramos a la gente que puede hacer cosas sin depender del gobierno ni de grandes organizaciones.
Si nos concentramos en trabajar para Dios, y no nos preocupamos, las cosas comienzan a darse.
Es muy importante que los jóvenes vean que ellos pueden contribuir a que haya un cambio favorable en el mundo. Hemos tenido mucho contacto con unos 1.800 chicos entre 5 y 18 años, y ahora hay un buen número de estudiantes universitarios trabajando con nosotros. Nos han hecho propaganda en revistas, y otros lugares quieren comenzar programas como el nuestro.
Veo que Dios me guía momento a momento, y el camino se ha allanado porque he recibido becas. Pienso que éste es el camino que Dios ha preparado para mí, y confío en que podré contribuir un poco a que se comprenda la ecología como muestra del orden espiritual de Su creación.