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Sanada de artritis

Del número de enero de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Conocí la Christian Science buscando a Dios y me sané completamente de artritis. Cuando me diagnosticaron esta enfermedad, el temor por un momento me paralizó. Pero en algún lugar de mi conciencia tenía esta certeza: "Existe un Dios y yo lo voy a encontrar. Y por cierto que este Dios no me puso en la tierra para sufrir". Cuando se lo dije al médico, me miró con compasión y me aseguró que harían todo lo posible para que no tuviera dolor. Luego comenzaron los largos y dolorosos años de tratamiento durante los cuales sentí que tenía que encontrar a Dios, sabiendo que sólo Él podía sanarme.

Después de muchos años de búsqueda y de aferrarme a esa íntima convicción, me di cuenta de que había sanado. En esa época estaba investigando la Christian Science y visitaba a una persona que vivía en una residencia para personas mayores, con la que había hecho amistad. Ella me comentó que le habría gustado estudiar más a fondo la Christian Science cuando era joven. Yo admiraba a esta mujer, por lo cual me sentí más interesada en concurrir a la Iglesia. Fui y me gustó lo que escuché.

Con el tiempo me afilié a la Iglesia y la Christian Science se convirtió en mi forma de vida. Al poco tiempo, los síntomas de artritis regresaron. Pero esta vez no me sentí desalentada porque había leído las cien páginas del último capítulo de Ciencia y Salud, donde aparecen relatos de personas que fueron sanadas al leer el libro. Por lo tanto continué leyendo Ciencia y Salud con mucho interés.

La curación tuvo lugar cuando pude entender en cierta medida el significado de estas dos declaraciones de Ciencia y Salud, una dice: "Creemos que hemos sanado cuando desaparece un malestar, aunque exista la posibilidad de que reaparezca; pero nunca sanamos por completo mientras no se elimine la predisposición a enfermar" (pág. 230). La otra está más adelante: "El hombre es, y eternamente ha sido, el reflejo de Dios. Dios es infinito, por lo tanto siempre presente, y no hay otro poder ni otra presencia" (pág. 471).

¡Qué maravillosa revelación, comprender que el hombre tiene una identidad espiritual que las creencias equivocadas jamás pueden tocar! Un hombre creado a imagen y semejanza de Dios. Ciertamente, el error desaparece cuando la conciencia aspira a alcanzar mayor espiritualidad. En la Christian Science no sólo encontré a Dios, sino también curación permanente.

Mi madre había sufrido de artritis casi toda su vida, por eso fue maravilloso para mí aprender en la Christian Science que: "La transmisión hereditaria no es una ley" (ibid, pág. 178). A medida que mi entendimiento de Dios aumentaba, me fui liberando de la creencia en la transmisión hereditaria. Paso a paso aumentaba mi comprensión de que el hombre es inmortal y no está sujeto a ningún tipo de enfermedad.

Esa curación de artritis me impulsa a comprender mejor qué es Dios y Su amor por todos, a conocer qué es el hombre, por ser Su imagen y a seguir confiando en Él en todas mis actividades diarias. La curación tuvo lugar en 1980 y ha sido permanente.

Después de muchos años de búsqueda, siento profunda gratitud por haber encontrado mi camino hacia este despertar espiritual. Ha sido, realmente, una experiencia maravillosa.


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