Cuando Comencé a estudiar la Christian Science encontré en ella al Dios que siempre había intuido: un Dios que nos cuida y que jamás nos deja abandonados. También comencé a percibir que Su infinitud estaba lejos de ser la figura humana y limitada a la que muchas veces trataba de asemejarlo.
Poco después de haber conocido esta Ciencia se me presentó la oportunidad de poner en práctica todo lo que venía aprendiendo acerca de Dios. Y esto ocurrió cuando una mañana fui a buscar el automóvil, que siempre dejaba en la calle, y me di cuenta de que me lo habían robado.
Si bien tuve que dar todos los pasos necesarios, como levantar un acta ante las autoridades correspondientes, esto lo hice teniendo a Dios presente en mi pensamiento. Estaba aprendiendo que Dios no está lejos de mí y que siempre puedo recurrir a Él para ver cumplida Su voluntad.
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