En Mi Último año de universidad, mi mejor amiga me llamó una mañana con muy buenas noticias. Los médicos le habían dicho que la operación que habían programado hacerle a su mamá esa mañana, ya no era necesaria. Mi amiga se había pasado toda la noche leyendo un libro que yo le había dado, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Me dijo que mientras leía, el terror que sentía por la operación había desaparecido. Unos días después, su mamá, ya totalmente recuperada, volvió a sus actividades normales.
Después de eso, ella nunca más me volvió a hablar de la curación. La madre de mi amiga no sabía que su hija se había pasado la noche leyendo Ciencia y Salud. Yo me quedé muy impresionada y agradecida, pero no me sentí inclinada a decir nada más. Ellos creían fervientemente en Dios y eran leales seguidores de su religión.
Es obvio que algo que mi amiga leyó en ese libro le dio una mayor comprensión de Dios y Su creación. Algo la consoló y le dio la seguridad de que todo iba a estar bien. Aunque nunca me dijo lo que ese "algo" había sido, yo pienso que fue el Cristo lo que ella percibió en su larga noche de lectura. Alguna cualidad del Cristo, "la divina manifestación de Dios, la cual viene a la carne para destruir al error encarnado",Ciencia y Salud, pág. 583. había tocado su conciencia y eliminado el temor. Su madre sintó ese efecto; sintó "la operación del Principio divino, ante la cual el pecado y la enfermedad pierden su realidad en la consciencia humana y desaparecen tan natural y tan inevitablemente como las tinieblas ceden lugar a la luz y el pecado a la reforma". Ibid., pág. xi.
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