En mi primer y segundo año en la escuela secundaria superior estaba entre los cinco mejores estudiantes de mi clase. Ahora estoy en mi tercer año. Pero después de dar mi segundo examen, dejé de estar en la lista de las cinco mejores. Y, peor aún, mi mejor amiga ocupó mi lugar en esa lista.
Me sentía furiosa con ella. Realmente somos buenas amigas, comentamos sobre las tareas y nos ayudamos mutuamente en clase. Ahora, la habían puesto más alto que a mí.
La lectura de la Biblia me ayudó a superar los malos sentimientos que tenía contra ella. En Génesis 1:27 leemos que Dios creó al hombre a Su propia imagen. Para mí esto significa que puesto que Dios es inteligente, tanto ella como yo somos inteligentes. Entonces me di cuenta de que yo no tenía que competir con ella.
Resolví las cosas con mi amiga y nos hicimos más amigas todavía. Después del tercer examen, las dos estábamos entre las cinco mejores alumnas. Lo que más feliz me hace es que nuestra amistad permanece intacta.
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