En Japón han habido casos de adolescentes que se han suicidado por sentirse acosados o discriminados por los demás. Me da tristeza cuando oigo esas noticias, y pienso que el acoso se puede prevenir, lo mismo que el suicidio.
Durante mi segundo año en el liceo, había una muchacha, llamémosla “Yuki”, que era rechazada por algunos estudiantes. Ella es japonesa pero la consideraban como “no nativa” porque había pasado la mayor parte de su infancia en Inglaterra. Tenía un excelente dominio del inglés y creo que los otros estudiantes se sentían algo celosos.
Yo no tenía mucha confianza con Yuki pero, de pronto, ella trató de ser mi amiga. Entonces algunas compañeras de clase me dijeron que Yuki era altanera y rencorosa y que no debía acercarme a ella. Pensaban, en cambio, que yo debía ser sólo amiga de ellas. Allí me di cuenta de que yo la evitaba porque parecía ser indiferente, y cuando hablaba con ella me sentía nerviosa e intentaba alejarme lo antes posible.
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