Hace dos años fui a un campamento de verano en Colorado, y tuve una hermosa curación. Era mi primer día en el lugar y planeaba participar en una prueba con cuerdas. Se trata de un trayecto de obstáculos colocados en árboles a 17 m de altura. Tienes que balancearte de una cuerda a la otra y caminar a través de unos troncos de madera sin ningún apoyo para agarrarse, o caminar a través de unas cuerdas angostas tan sólo con un dispositivo de seguridad para apoyarte cuando pasas de un árbol a otro.
Desde la mañana comencé a tener dolor en el pecho, y pensé que no me iba a sentir bien como para hacer el recorrido. Me dolía cuando respiraba y supuse que no podría extender los brazos para alcanzar las cuerdas y pasamanos a esa altura. Comencé a orar y el dolor disminuyó, pero no desapareció.
Decidí ir con los demás de todas formas. Cuando llegué, vi a la practicista del campamento que es una persona que ayuda a la gente a resolver sus problemas mediante la oración. Fue muy oportuno. Le dije que me dolía el pecho y le pedí ayuda.
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