Cuando Jimmy tenía cinco años iba todos los días a un campamento de verano. Quedaba en Puget Sound, en la costa noroestede los Estados Unidos. A Jimmy le encantaba ir a la playa todos los días. Él y los otros chicos buscaban caracoles, jugaban y chapoteaban en la parte poco profunda del mar.
Un día, Jimmy fue a la playa con sus amigos y una de las maestras. La marea había bajado mucho y había una playa enorme para caminar. Había pequeños cangrejos que corrían por todas partes, hermosos caracoles y troncos de madera. Como la marea estaba muy baja, esa mañana los buscadores de almejas estaban desde temprano en la playa con la esperanza de atrapar las almejas más grandes, llamadas “geoducks” (que se pronuncia “gú-idaks”, almeja gigantesca típica del noroeste de los Estados Unidos). Para poder apresarlas varias personas tienen que cavar un hoyo bien grande, de alrededor de un metro de ancho por un metro de profundidad. Tienen que cavar muy rápido porque el “geoduck” se hunde velozmente y a gran profundidad. Por lo general, cuando terminan, las personas vuelven a llenar el hoyo de arena. Pero ese día, se olvidaron de cubrir uno de ellos.
La marea comenzó a subir lentamente, cubriendo la arena con una suave onda de agua. Jimmy estaba chapoteando, y se quedó atrás en relación a los otros niños y la maestra. De pronto cayó en el hoyo que no habían cubierto y que se estaba empezando a llenar de agua. Desde el fondo. Jimmy trató de trepar para salir pero le resultaba difícil. El hoyo se seguía llenando y cuando sintió que el agua le subía por las piernas, llamó pidiendo ayuda. Pero los otros niños estaban demasiado lejos para escucharlo. Aún con miedo, Jimmy pensó qué podía hacer. Se acordó que en la Escuela Dominical habían aprendido que Dios siempre estaba con ellos para ayudarlos cuando estaban en problemas. Empezó a cantar su himno preferido. El primer verso dice: “La colina di, Pastor”. Le gustaba mucho ese himno porque lo hacía sentir a salvo. Sabía que Dios era su pastor y que lo guiaba y lo cuidaba.
En ese momento le pidió a Dios que le mostrara cómo salir del hoyo. Descubrió que podía hundir los dedos en los costados y hacer un pequeño agujero, y luego empujar su cuerpo hacia arriba. Mientras cavaba seguía cantando el himno “Cómo he de subir”, e hizo otro agujero pequeño en la arena. “Cómo a tu rebaño yo”, y cavó otro agujero. Sus pies iban encontrando esos pequeños agujeros. Y poco a poco, los lados del hoyo se transformaron en una escalera. Antes de que Jimmy pudiera terminar de cantar “Fiel tu voz escucharé, para nunca errar”, había salido del hoyo. Entonces terminó el siguiente verso del himno, “y con gozo seguiré por el duro andar”.
Jimmy corrió por la playa hacia donde estaban los otros niños justo cuando éstos regresaban a buscarlo. Les contó a la maestra y a los niños que él había pensado que Dios es el pastor, y que Dios le había mostrado cómo salir del hoyo. Todos corrieron para ver el hoyo que ya se había llenado de agua. Y cuando lo vieron, todos se asombraron mucho.
Dios es un pastor muy leal que siempre cuida de nosotros, Sus “ovejas”.
