Una mañana, la pequeña lechuza se despertó sin saber dónde estaba. ¡Había tanta niebla!
—Uh uh-uh uh, ¿dónde estoy?
—¡En-caaa-sa! ¡En-caaa-sa! ¡En-caaa-sa! —ululaba la sirena de un barco allá lejos en el mar.
Pero la pequeña lechuza, entre los altos pastos, no sabía dónde estaba.
La alondra cantaba: "Chic-a-dí,", y la codorniz gritaba: "Bohuái,bohuái".
Las abejas sobre los rosales zumbaban : "En casa, en casa, encasa", y los capullos asentían con sus cabezas diciendo: "En casa, en casa". Y la sirena ululaba: "En-caaa-sa, en-caaa-sa".
La pequeña lechuza suspiraba diciendo: —¿Qué es estar en casa?
—Estar en casa es percibir el aroma suave de los rosales—zumbaban las abejas, repitiendo despacito: "Bzzz, bzzz, bzzz".
La pequeña lechuza aleteó y dio unos saltitos jop-jop-jop debajo de los rosales.
Una araña dormía en medio de su telaraña, y la pequeña lechuza se preguntó en voz alta: —¿Qué es la casa?
—Es el centro—susurró la araña, despertándose y moviéndose lentamente sobre su hilo de seda.
Bzzz, bzz—hacían las abejas—bzz. Y los capullos asentían con la cabeza y decían: "En casa"; y la sirena ululaba "En caaa-sa". Y la pequeña lechuza no sabía dónde estaba.
Dio varios saltitos sobre las piedras. Entonces escuchó que al pie de las rocas una mamá foca jugaba con sus cachorros, y canturreaba bajito: "Estamos en casa, estamos en casa". La pequeña lechuza le preguntó al mar: "¿Qué es estar en casa?"
—El mar y yo —cantaba la mamá foca.
—El mar ondea, la campana resuena, la aleta se agita, las olas las rocas bañan, las pequeñas focas gritan.
"Es el centro", susurraba la araña. "Bzzz, bzzz", hacían las abejas, "bzzz", y los capullos asentían con sus cabezas "En casa", y la sirena ululaba "En caaa-sa". Y la pequeña lechuza no sabía dónde estaba.
Fue saltando jop-jop-jop entrelas plantas marinas.
Una mariposa pasó aleteando. Y de pronto comenzó a soplar una brisa suave, y la niebla empezó a desaparecer.
La pequeña lechuza vio dos caracoles de color marrón cavando en la arena. —¿Qué es la casa? —les preguntó.
—Nuestra casa está siempre con nosotros —respondieron los caracoles.
— Está contigo-contigo-contigo—el somormujo en su vuelo.
—¿Contigo está? —gritó la pequeña lechuza mirando al cielo— ¿qué es la casa?
—Dios está contigo —cantó el somormujo.
—Te rodea por completo —murmuró la araña.
—En el silencio de la mañana —cantó la golondrina, bajando en picada y avisando—Ahí bajo, ahí bajo.
—Dios está conmigo cuando muevo mis alas—dijo la mariposa.
—Cuando aleteo —cantó la golondrina.
—Cuando hacemos cua-cuá—gritaron los patos silvestres.
—En nuestro ondular, gluc-gluc — dijeron las olas.
—Dios está conmigo cada vez que salto jop-jop —dijo la pequeña lechuza. Entonces saltó jop-jop de vuelta bajo los altos pastos, y ululó: —Uh uh-uh uh, estoy en casa.
El sol brilló luminoso en la tranquila mañana. La pequeña lechuza descubrió que su mamá estaba a su lado.
Saltó jop-jop bajo las alas abiertas de su mamá.
—Lechucita mía —dijo su mamá— estás en casa.
—Dios está conmigo cuando salto jop-jop-jop—cantaba la pequeña lechuza, y ululaba y brincaba, y volvíaa ulular diciendo: —Uh uh-uh uh-uh uh, estoy en casa.