Las instrucciones de Mary Baker Eddy llegaron a la velocidad con la que, en el mundo de principios del siglo XX, se producía un boletín de noticias. Era julio de 1908. Cuatro meses después, en el principal editorial del primer número del Monitor, vinieron dos declaraciones de la Sra. Eddy que fijarían el curso de esta nueva iniciativa de publicación con una misión y objetivo bien claros:
—"difundir indivisa la Ciencia que opera inagotablemente".
—"no hacer daño a nadie, sino bendecir a toda la humanidad".
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!