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Un derecho que vale la pena ejercer

Del número de mayo de 2005 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Si hay algo que aprendí hace unos años en mi viaje China, sobre lo que significa reclamar nuestros derechos humanos, es que mejor es reclamar nuestros derechos divinos para liberarnos de cualquier limitación.

Todos tenemos derechos divinos para ejercer y demandar como hijos de Dios. Especialmente cuando se trata de cualquier situación que parece agobiarnos. Esto se logra cuando podemos percibir la verdad espiritual por encima de lo humano. Es decir, cuando logramos comprender nuestra verdadera identidad espiritual como hijos de Dios y la sostenedora relación que el Padre tiene con Sus hijos. Cuando esto se vislumbra nuestros derechos divinos son ejercidos y se logra libertad, armonía y progreso en el ámbito humano.

Por ende, si bien podemos reclamar nuestros derechos humanos, más aún podemos obtenerlos si como hijos de Dios ejercemos nuestros derechos divinos para resolver todo problema que se presente. Dios nos otorga estos derechos divinos, y ellos nos brindan libertad y curación.

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