Si hay algo que aprendí hace unos años en mi viaje China, sobre lo que significa reclamar nuestros derechos humanos, es que mejor es reclamar nuestros derechos divinos para liberarnos de cualquier limitación.
Todos tenemos derechos divinos para ejercer y demandar como hijos de Dios. Especialmente cuando se trata de cualquier situación que parece agobiarnos. Esto se logra cuando podemos percibir la verdad espiritual por encima de lo humano. Es decir, cuando logramos comprender nuestra verdadera identidad espiritual como hijos de Dios y la sostenedora relación que el Padre tiene con Sus hijos. Cuando esto se vislumbra nuestros derechos divinos son ejercidos y se logra libertad, armonía y progreso en el ámbito humano.
Por ende, si bien podemos reclamar nuestros derechos humanos, más aún podemos obtenerlos si como hijos de Dios ejercemos nuestros derechos divinos para resolver todo problema que se presente. Dios nos otorga estos derechos divinos, y ellos nos brindan libertad y curación.
En aquel viaje a China fui a Beijing como periodista para cubrir la IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de la Mujer. Muchas de las concurrentes presentaron sus informes para que el mundo se enterara de sus luchas, necesidades, progresos y victorias. Y obviamente, para continuar obteniendo ayuda para mejorar la situación de la mujer en sus propios países.
En una de las reuniones. titulada "La Mujer y los Medios de Comunicación", escuché decir que es un derecho humano tener información correcta y balanceada, remarcando que tener ese tipo de información es vital para el progreso y beneficio de una sociedad.
Todo esto me llevó a pensar que como hijos de Dios, todos tenemos el derecho divino de saber la verdad espiritual y comprender mejor nuestra relación con Dios. Conocer la verdad humana sobre una situación es muy bueno, ¡pero llegar a tener una vislumbre de la Verdad divina es aún mejor! Tal vislumbre proviene de Dios mismo, la Mente Única, por lo tanto, conocer Su Verdad, es un derecho divino que todos podemos reclamar, en este mismo momento.
Si ejercemos nuestro derecho de entender la Verdad espiritual sobre una situación injusta, podremos pensar con mayor seguridad en cualquier problema o condición; y lograremos distinguir con más claridad entre lo bueno y lo malo, con el fin de desechar conceptos errados. Y esto resulta en un beneficio en nuestra propia vida, así como en la de aquellos que nos rodean.
He notado que, a través de los años, el libro Ciencia y Salud me ha enseñado a pensar mejor. Su autora Mary Baker Eddy comenta en el Prefacio que "ha llegado la hora de los pensadores".Ciencia y Salud, pág. vii. También nos indica que "el Cristo es la Verdad". Es la palabra de Dios que viene a nuestro pensamiento para guiarnos, protegernos y proveernos de ideas; es la "voz callada y suave" 1° de Reyes 19:12, según Versión Moderna. que sana cualquier limitación humana.
El Cristo nos habla siempre, y cuando escuchamos no beneficiamos mucho. Yo lo he comprobado en varias oportunidades. Por ejemplo, un día estaba caminando por el mercado, cuando me vinieron al pensamiento estas palabras: "Camina recto y no dobles a la derecha para que no te asalten". Resulta que esa misma tarde (como me enteré después por el noticiero) habían ocurrido varios asaltos en ese mercado, y el obedecer esa intuición espiritual me había protegido para que no entrara en la zona de peligro.
Otra manera de escuchar la voz del Cristo es por medio de la oración. Para mí orar significa alinear mi pensamiento con Dios, con el Principio de todo lo que es bueno en nuestra vida, y esto me ha hecho más receptiva a ideas correctas. Puras y útiles. Por ejemplo, cuando oro, a menudo recibo ideas que me hacen reflexionar y entender algo mejor, o simplemente recibo inspiración que me hace comprender más a Dios y Su Creación. Estos pensamientos siempre me benefician tanto a mí como a los que me rodean.
Lo más importante, luego de escuchar el mensaje del Cristo, es poner en práctica lo que nos dice. Y creo que esto significa ejercer nuestro derecho divino. A veces pienso que si todos lo ejerciéramos, nuestra condición actual mejoraría en gran manera.
Escuchar al Cristo, la Verdad, siempre nos libera de las limitaciones humanas, cuando somos obedientes a su guía. Cristo Jesús no dice que "la verdad no hará libres". Juan 8:32. es decir, que si la entendemos y comprendemos mejor la relación del hombre con Dios, la condición humana mejora porque percibimos que Dios es el Bien Total y el mal es la nada. El bien tiene poder y el mal no, y como hijos de Dios estamos siendo testigos de Su Creación, buena y perfecta.
Ejercer nuestro derecho divino no libera, protege, beneficia y nos hace progresar. Los miedos, las limitaciones y las creencias erradas son eliminados cuando conocemos nuestro verdadero ser espiritual, y el resultado es libertad, unidad y felicidad.
